Las asociaciones solidarias de Canarias se muestran apenadas por la estafa del "caso Nadia"

Las Palmas de Gran Canaria

De víctima a verdugo en menos de 24 horas.  Esto es lo que le ha sucedido al padre de Nadia, la niña mallorquina de 11 años aquejada de una enfermedad a la que supuestamente le quedaban escasos días de vida. Fernando, que así se llama el padre de la menor, recorrió durante años los medios de comunicación para recaudar fondos que le permitieran alargar la vida de su hija con una enfermedad rara que le provoca envejecimiento prematuro.

Su historia recobró vida la pasada semana después de que el periódico El Mundo le dedicara un reportaje a él, que estaría dejando de recibir tratamiento para su cáncer terminal con el fin de dedicarse por completo a su hija, y a Nadia, a la que le urgía una operación en Houston cuyo coste ascendía a 150.000 euros. Numerosos rostros del panorama nacional como Jordi Évole o Alejandro Sanz se hicieron eco de su caso para incentivar las donaciones. En un tiempo récord se consiguieron, llegando a recaudar 300.000 euros. Sin embargo, al día siguiente la historia que contaba Fernando caía por su propio peso.

El País desmontaba la mentira de este padre que decía haber hecho lo indecible con su hija Nadia. Incluso habría viajado con ella a Afganistán en plena guerra en busca de uno de los mejores expertos. Lo cierto es que Fernando nunca ha recurrido a profesionales para salvar a su hija si no a curanderos. Ahora, él y su mujer están acusados de estafa por exagerar la enfermedad de su hija y sus bienes han sido embargados. 

Esta supuesta estafa ha despertado el recelo social a donar en otras campañas benéficas. En Canarias, la Asociación Iraitza es una de ellas.  Se muestran "apenados" por este caso. "Nos parece triste y complicado de entender que personas utilicen el dinero recaudado en otros fines que no sean solidarios", añade Ulises Rodríguez, padre de Iraitza y presidente de la Asociación que lleva el nombre de su hija.  

"Nosotros intentamos no pedir dinero físico para evitar que se ronde el fraude sobre nosotros", explica Rodríguez. Este colectivo se dedica a recolectar tapones de plástico no sólo para ayudar a Iraitza si no también a que personas con discapacidad consigan su tratamiento o para financiar aparatos ortoprotésicos, entre otros fines. "Con los tapones, que se envían directamente a empresas recicladoras que son las que abonan el importe, evitamos que no haya dinero ni entre la Asociación ni entre las familias".

"Casos como el de Nadia hace que la gente se sienta engañada y eso no es bueno para asociaciones como la nuestra", subraya el padre de Iraitza. "Al final pagamos justos por pecadores", añade. 

Mientras el padre de Nadia sigue en comisaría tras su detención junto a la madre, ésta ha quedado en libertad.