Recogen muestras de ADN para identificar el millar de cuerpos de la fosa Pico Reja
Medio centenar de familias de represaliados han acudido al Laboratorio Municipal para dejar muestras biológicas, esperanzadas en encontrar los cuerpos de sus allegados cuando los restos sean exhumados
Sevilla
Pepita tenía diez años en la madrugada del 7 al 8 de agosto de 1936, cuando unos falangistas entraron a la fuerza en su casa y se llevaron detenido a su padre, Rafael Amado. Nunca más volvieron a verle. A la madre de Pepita, que quedó viuda con seis hijos, le contaron días más tarde que lo fusilaron esa misma noche en la tapia del cementerio de San Fernando. Rafael Amado era concejal en el Ayuntamiento de Sevilla y, como el resto de la corporación municipal legítima, fue asesinado por franquistas y arrojado a la fosa común de Pico Reja.
Pepita y Carmen, hijas de Rafael Amado, concejal asesinado en 1936 por los franquistas
00:26
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/003RD010000000570257/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Pepita y su hermana Carmen han acudido al Laboratorio Municipal para dejar una muestra de ADN. Esperan que pueda servir para identificar los restos de su padre entre el millar de cadáveres de personas asesinadas entre el 18 de julio y el 30 de agosto de 1936 que están en Pico Reja (en la fosa hay en torno a 1.100 cadáveres y se calcula que son algo más de 900 los represaliados que se encuentran entre ellos).
Como ellas, otro medio centenar de familias han dejado allí sus muestras biológicas, que se custodiarán en el Banco de ADN de Granada hasta que se lleve a cabo la exhumación, unos trabajos que aún no han comenzado. Los trámites para que se inicien están muy avanzados, según la concejala de Participación Ciudadana, Adela Castaño. El Ayuntamiento espera que en "poco tiempo", este mismo año, pueda firmarse el convenio entre la Junta de Andalucía, la Diputación y el propio Gobierno Local que permitirá convocar el concurso y adjudicar estas tareas a un equipo de arqueólogos. Paralelamente, el Ayuntamiento de Sevilla, de la mano de las asociaciones memorialistas, quiere ir avanzando en las tareas necesarias para la identificación, como este cotejo de ADN.
Aurelio Vera Dávila, asesinado
Hasta el Laboratorio Municipal se ha desplazado también Mercedes Vera, la única descendiente que queda de Aurelio Vera Dávila, que había sido alcalde socialista de Maguilla, en Badajoz. Mercedes tenía tres meses cuando los fascistas asesinaron a su padre en septiembre de 1936. La familia se había asentado en Sevilla poco antes del golpe de estado. Poco ha sabido de su padre Mercedes durante su infancia. En su familia, que era de derechas, se impuso la ley del silencio.
Antonio y Ramón Sánchez, hermanos. Asesinados
Ana Sánchez y su hermano Ramón buscan a sus tíos Ramón y Antonio Sánchez, vecinos del Cerro del Águila. Pertenecieron al Partido Comunista. A Ramón lo fusilaron en el Parque de María Luisa. Los fascistas dejaron allí tirado su cadáver varios días. Era la práctica habitual de los militares al mando de Queipo de Llano en esos primeros días de terror.
Un año después, fue detenido el hermano de Ramón, Antonio, apodado "El practicante", porque tenía conocimientos sanitarios. Se le acusó de haber auxiliado a vecinos del barrio en la sede del Partido Comunista tras la inundación por el desbordamiento del Tamarguillo y fue ejecutado. Por la fecha del crimen y los documentos sobre los que trabajan los historiadores, el cadáver de Antonio no estaría en Pico Reja, sino en otra fosa común de las ocho que hay en el cementerio de Sevilla, la llamada del Monumento, donde se calcula que hay más de 2.400 cuerpos de represaliados, que también siguen allí.
"Ni puedo ni quiero olvidar la historia de mi familia, mi historia"
Lourdes Farratel, nieta de Joaquín Farratel, asesinado en 1936 por los franquistas
00:21
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/003RD010000000570252/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Entre el millar de cadáveres de represaliados que fueron arrojados a la fosa de Pico Reja podría estar también el de Joaquín Farratel, vecino de El Tardón, director del periódico local Canela en Rama, asesinado el 29 de agosto de 1936. Su nieta, Lourdes Farratel, ha acudido también a la cita en el Laboratorio Municipal.
"Mi padre se quedó huérfano a los siete años y tuvo que mendigar. Raparon a su madre, que se fue a la calle con sus seis hijos, le destrozaron la casa. Ni quiero ni puedo olvidar. Estoy aquí por mí, por mi abuelo y, sobre todo, por mi padre. Ojalá estuviese vivo para asistir a este momento", ha contado Lourdes emocionada, antes de entrar a dejar una muestra biológica que pueda servir para encontrar los restos de su familiar 82 años después de su asesinato.
Las familias interesadas en permitir el cotejo de su ADN deben ponerse en contacto con la oficina municipal de Memoria Histórica. Se irán organizando nuevas jornadas de recogida a medida que vayan llegando más solicitudes.