Roban angulas de un vivero gipuzkoano que iban a ser destinadas a repoblar el Bidasoa
Los cinco kilos robados han sido interceptados en el aeropuerto de Barajas cuando iban a ser exportadas ilegalmente a Asia
Gipuzkoa
Cinco kilos de angulas, interceptadas en el aeropuerto de Barajas cuando iban a ser exportadas ilegalmente a Asia, han sido robadas de una piscifactoría gipuzkoana en la que aguardaban a ser devueltas a su estado natural en distintos ríos de este territorio.
Según han confirmado a EFE fuentes del Servicio de Fauna y Flora Silvestre de la Diputación de Gipuzkoa, las angulas desaparecidas formaban parte de una partida mayor de 53 kilos, decomisada el pasado febrero por la Guardia Civil en el aeródromo Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Estos 53 kilos de angulas fueron recibidos el pasado 14 de febrero por técnicos forales que las trasladaron a una piscifactoría de Irun donde la Diputación desarrolla distintas actuaciones para la repoblación del río Bidasoa con salmones.
En este lugar, cada año son capturados varios salmones salvajes que, tras realizar la freza y fecundación de los huevos en la piscifactoría, son devueltos a la naturaleza antes de que, tras la eclosión, sus crías también sean reintroducidas en el Bidasoa.
Entre los pasados 23 y 28 de febrero, desconocidos asaltaron este vivero en cuatro ocasiones en las que, además de tres salmones, se hicieron con unos cinco kilos de angulas que se encontraban en unas piscinas cubiertas y cerradas con candados.
Tras detectar estas sustracciones el Servicio Foral de Fauna y Flora Silvestre interpuso una denuncia ante la Ertzaintza que estableció un dispositivo de vigilancia en torno a piscifactoría, cuya seguridad también ha sido reforzada, sin que los robos hayan vuelto a producirse.
El pasado 29 de febrero, una vez cumplidos los plazos y trámites pertinentes, el resto de las angulas que quedaban en el vivero fueron reintroducidas en distintos ríos de Gipuzkoa en el marco del programa foral de repoblación de la angula en los cauces del territorio.
Este exitoso proyecto, que se desarrolla desde hace dos décadas, se centra principalmente en la cuencas del Oria, aunque también incluye actuaciones en el Deba, el Urola, el Urumea y el Oiartzun.
La intercepción de angulas pescadas ilegalmente se viene repitiendo con cierta asiduidad en los últimos tiempos en el aeropuerto de Barajas, gracias al incremento de los controles establecidos tras el dramático descenso detectado en la población de anguilas por la pesca ilegal y la pérdida de su hábitat.
Habitualmente, las angulas, como se denominan los ejemplares de anguila inmaduros, son incautadas en cajas de poliespam acondicionadas con agua y botellas de hielo para garantizar que los animales lleguen con vida a su destino, por lo general países asiáticos como Vietnam, Corea del Sur y China, donde la anguila es muy apreciada y a los que llegan para su engorde camuflados como partidas de percebes o pulpo.
Previamente, los ejemplares habían sido capturados de manera ilegal en distintos ríos españoles, principalmente entre los meses de noviembre y abril, un período crítico en el que las angulas hacen su entrada en los cauces fluviales procedentes del Mar de los Sargazos, en el corazón del Atlántico, el único sitio del planeta donde se reproducen las anguilas.
Uno de los golpes más importantes contra el tráfico ilegal de angulas tuvo lugar el pasado abril, cuando la Guardia Civil detuvo a diez personas (cuatro chinos, tres españoles y tres marroquíes) en una operación en la que desmanteló un grupo que exportaba estos peces a mercados asiáticos con unos beneficios netos de unos 37,5 millones de euros.
Se calcula que por cada kilo de angula que sale de España, el beneficio que podía obtener la red era de 7.500 euros.
El pasado 31 de octubre el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil entregó por primera vez 267 kilos de angulas, recuperadas en una de estas incautaciones, a la Diputación.
A partir de entonces, la llegada de angulas a Gipuzkoa se ha repetido en otras tres ocasiones, hasta una cantidad total de unos 500 kilos, consolidando una relación que ha permitido dar un espaldarazo importante al programa de reintroducción a la vez que se ha evitado la muerte a la que, de otra manera, estaban abocados estos ejemplares, considerados prueba judicial de un delito.