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Transportó 1.000 kilos de bonito a una pescadería de Vitoria en un remolque para perros

El dueño del remolque fue sorprendido en agosto con 120 kilos de este pescado. Ahora se sabe que se trataba de una práctica habitual

Ayuntamiento de Vitoria

Vitoria

El hombre que el pasado mes de agosto fue sorprendido por la Policía Local de Vitoria cuando descargaba bonitos en una pescadería de la capital alavesa que había transportado desde Bilbao en un remolque para perros, hizo numerosos viajes desde junio y llevó casi una tonelada en las mismas condiciones insalubres.

La guardia municipal de Vitoria ha comprobado ahora, gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad y los albaranes aportados por Mercabilbao, el mercado central mayorista de la capital vizcaína, que lo ocurrido el pasado 21 de agosto, cuando este hombre de 64 años fue descubierto, era una práctica habitual.

Desde principios del pasado mes de junio transportó un total de 968 kilos de pescado sin la necesaria refrigeración y sin respetar las medidas higiénico-sanitarias, con un claro riesgo para la salud pública, ya que se rompía la cadena de frío y el bonito, al llegar a Vitoria, tenía una temperatura de 16 grados, cuando debe mantenerse entre 0 y 4 grados.

Policía Local ha trasladado toda esta información al juzgado, que ahora deberá determinar si los hechos son constitutivos de un delito contra la salud pública.

El 21 de agosto, el investigado transportó 9 bonitos, con un peso total de 120 kilos, en el remolque para perros y fue descubierto por los agentes cuando los descargaba en la pescadería, gracias a un dispositivo de vigilancia puesto en marcha al tener indicios de que podía estar realizando una actividad de transporte irregular de alimentos perecederos.

Tras retirar el pescado del vehículo y de la pescadería a la que iba destinada, un veterinario municipal comprobó que el bonito tenía una temperatura de 16 grados, a pesar de que a partir de los 15 grados se acelera la descomposición natural y se genera la histamina, una sustancia cuya ingesta puede provocar intoxicaciones.

Ante estas evidencias, el veterinario ordenó el decomiso de la mercancía porque presentaba riesgo para la salud pública y fue enviada al vertedero municipal donde fue destruida.

Los hechos también fueron puestos en conocimiento del departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, competente en la materia, para tramitar la correspondiente denuncia administrativa.

 
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