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BEBÉS ROBADOS

La carta de Inés Madrigal que pone fin a su lucha: "Robar a un bebé es un delito que debe seguir siempre vivo"

La que fuera portavoz e imagen visible en el juicio contra el Doctor Vela abandona y se ve en una complicada situación económica por haber sido condenada a pagar las costas del juicio

Inés Madrigal en su última rueda de prensa / EFE

Murcia

Inés Madrigal, la voz más activa del movimiento de los bebés robados, abandona.  Son muchos años de lucha desde que la conocimos en su primera entrevista en un medio de comunicación, en la SER.

Esta semana, el Supremo ha sentenciado que el doctor Vela entregó "una niña" de forma ilegal en 1969 y que pudo cometer delitos de suposición de parto y falsedad pero no detención ilegal. No se pronuncia sobre la posible prescripción de los delitos dado que el acusado falleció en octubre y dice "que una familia entregase voluntariamente a una niña era en aquella época no insólito o extraño, sino relativamente habitual".

Esta noticia llega después de que el doctor fuera absuelto y de que Inés Madrigal, que llevó la voz cantante y fue la cara visible en el juicio los bebés robados de cientos de persona, supiera que ella no era exactamente un "bebé robado": fue dada en adopción de manera voluntaria. "Por primera vez tengo el puzzle de mi vida completa", dijo aquel día.

Y hoy, tras la última sentencia del supremo se despide con una carta que empieza así:

Mi viaje por la justicia junto a las víctimas de miles de casos de bebés robado ha terminado. Desde que comenzó esta aventura, siempre quise estar del lado de los más débiles, entre otras cosas porque yo siempre creí que era mi lado. Fui un cachorro, una cría humana sin valor cuya partida de nacimiento fue falsificada por un médico sin escrúpulos. Un médico que colaboró en muchos otros casos de adopciones irregulares, partos secretos o inscripciones fraudulentas, que colaboró con Sor María y que manejaba bebés, como el que maneja ratas de laboratorio.

Madrigal recuerda que

Nos dieron la razón en la Audiencia Provincial. Pero la verdad es la verdad y yo siempre quise ser honesta. Cuando supe, sin género de dudas, que no fui robada, que mi madre biológica se vio obligada a dejarme en adopción, no dudé en poner esa nueva verdad en manos de la justicia.

Luego explica que "ni siquiera en ese momento quise saltar del barco en el que también viajaban numerosas familias cuyo dolor tan bien conocía.

Tantas historias de separaciones forzadas, tantos relatos de mujeres obligadas a separarse de sus hijos, tantas vidas robadas y tanto asqueroso negocio con seres humanos. Porque se vendieron niños. Se vendieron muchos niños, aunque muchas familias no supieran que los estaban comprando.

Dice que es la razón por la que aunque supo que no era una bebé robada siguió adelante: 

"seguí adelante con el recurso en el Tribunal Supremo. Seguimos luchando con la esperanza de que el alto tribunal se apiadase de nosotros, de esa causa que fue la mía... que fallara a favor de la causa de los débiles... que se pronunciase diciendo que no importa cuándo se roba a un bebé, que ese delito debe seguir siempre vivo y los culpables deben pagar por ello, sin importar cuando se denuncien los hechos...

Sin embargo ahora si que considera que su viaje judicial ha terminado. Aunque reconoce que "ha terminado como nunca quisimos.

Es verdad que me dan la razón, que Vela delinquió, que invitó a mis falsos padres a mentir, que falsificó mi documentación para que nunca nadie supiera quién soy ni de donde vengo. Pero el Tribunal no se ha pronunciado sobre lo que todos queríamos: la prescripción de los delitos. Y porque además la justicia, que debe ser ciega siempre, en este caso ha pecado de mirar hacia otro lado sin querer ver el fondo de la cuestión.

Denuncia que, a pesar de ser la parte más debil de la causa, la han condenado a pagar las costas del juicio

A mí, la parte más débil, la que ha vivido 50 años sin saber su origen, sin tener pasado y sin posibilidad de encontrarlo, me han condenado a pagar las costas del recurso en el Supremo. Aún no se la cantidad, pero para mi delicada economía, demasiado sin duda... Y no sé cómo podré hacer frente a esta situación que, si no me equivoco, afectara a la estabilidad y al futuro de mis hijos. La justicia, no ha sido conmigo justa: por ser honrada, por contar la verdad, ahora tengo un grave problema económico.

La carta está escrita desde una profunda tristeza

Por todo ello este viaje que ya ha acabado, me deja a mí a quienes me han acompañado con una sensación amarga de naufragio, porque, sea o no voluntad del tribunal, es como un aviso a navegantes: si usted se atreve a llegar hasta el Supremo, aunque la suya sea una causa justa, sepa que puede pagar muy caro ese deseo de justicia. Como le ha pasado a Inés Madrigal, a mí.

Y acaba con un recuerdo emocionado a su madre adoptiva, que siempre la apoyó.

No quiero terminar sin un recuerdo a mi madre adoptiva Inés Pérez, es triste decir, aunque verdad, que me alegro de que no esté viva, para que no haya tenido que ver que todos sus esfuerzos (incluidos los económicos) han terminado en esto, en una condena en costas y poco más. Me queda el regalo, el premio gordo, que me ha dado una empresa de ADN americano, mi familia biológica, en cuyo reencuentro, la justicia, no ha tenido nada que ver.

inés Madrigal se despide como ha hecho muchas veces: reclamando justicia.

Mi recurso tenía detrás centenares de casos y muchas ilusiones archivadas entre el polvo del olvido. Mi mayor deseo ahora y aunque esa ya no es mi causa, es que otros casos de bebés robados que han llegado al Supremo y están esperando para ser analizados, salgan adelante y se haga justicia... una justicia que no ha habido para mí.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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