Economia y negocios

La entrega de contraetiquetas en la Ribera del Duero cae a niveles de hace una década

La paralización de la actividad restauradora por el confinamiento retrae las ventas del vino ribereño, que desciende en un 22% durante el primer semestre del año con respecto al mismo periodo del año 2019

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RIBERA DEL DUERO

El impacto de la paralización de la hostelería en la venta de vinos ribereños ya tiene cifras: las bodegas de la Denominación de Origen Ribera del Duero pusieron en el mercado un 22% de botellas menos durante el primer semestre del año que en el mismo periodo del año anterior. Así se deduce de la entrega de contraetiquetas identificativas que el Consejo Regulador ha proporcionado en este tiempo a las elaboradoras, que en los seis primeros meses del año alcanzaron las 37.672.513, casi once millones menos que en el mismo periodo del año anterior.

El descenso es más acusado si atendemos exclusivamente a los meses directamente afectados por el confinamiento: entre abril y junio de este año 2020 las contraetiquetas solicitadas por las bodegas no llegaron a los 15 millones, cuando en el mismo trimestre del año pasado superaron con creces los 23 millones de cintillos identificativos entregados, lo que supone una bajada del 35,75%.

Las cifras de este semestre indican que la puesta en el mercado de vinos Ribera del Duero ha caído a cifras de hace una década, pese a que desde entonces se mantenía una tendencia al alza solo rota por la comercialización de los vinos en 2018, marcada por la escasez de la cosecha anterior. En este caso no es, precisamente, la falta de materia prima y por tanto de producto lo que impide poner en el mercado vino con Denominación de Origen Ribera del Duero, sino la imposibilidad de consumirlo en bares y restaurantes durante el confinamiento.

Por lo que se refiere al tipo de vino que las bodegas han sacado al mercado durante este primer semestre más de las dos terceras partes corresponden a vinos genéricos, nueva categoría creada tras el cambio de reglamento en la que se inscriben todos los caldos que antes se denominaban jóvenes, tanto rosados como tintos y también los nuevos blancos. Para estos vinos las bodegas han solicitado de enero a junio 26.871.670 contraetiquetas, que son unos ocho millones menos que los que el año pasado sumaban rosados y tintos jóvenes (1.196.735 más 33.947.725 respectivamente). A los vinos crianza corresponden casi otros nueve millones de cintillos identificadores, 8.888.219, (casi dos millones y medio menos que el año pasado). Finalmente las bodegas han solicitado en el primer semestre de 2020 1.787.142 contraetiquetas para reservas (fueron 2.020.896 en los mismos meses del año pasado) y 125.482 para grandes reservas (150.661 en 2019).

 
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