Balbás: Un buen vino, de letra pequeña
La bodega ribereña cuenta con más de 200 años de historia en sus espaldas. Su éxito es fruto del cuidado de la uva, y el apoyo al mundo enoturístico, del que es pionero
Aranda de Duero
Nuestro balcón a la Ribera se abre de par en par. Hoy nos asomamos a una historia que se escribe con mayúsculas, pero también con el corazón. Hoy nos acercamos para conocer la historia de Bodegas Balbás, una historia que comenzó a escribirse en el siglo XVIII y que se extiende hasta hoy. Una historia que conocemos de la mano del director general de la firma, Juan José Balbás. “Somos una bodega tradicional, inmersos e impulsores de la DO Ribera. Intentamos ser cercanos, humanos y cordiales. La bodega se transforma en sociedad limitada en el 88, y desde entonces hemos crecido y evolucionado pero manteniendo nuestro espíritu, nuestra tradición compaginada con la tradición”, asegura.
Balbás ha mantenido desde el primer momento el mismo espíritu, generación tras generación, hasta llegar a la séptima, que actualmente dirige la bodega. Balbás fue impulsora de la Denominación de Origen, es una de las más galardonadas bodegas, pero cuenta con otras muchas particularidades, “Mi intención ha sido siempre dar peculiaridad a la bodega, porque si no una bodega pequeña y familiar habría acabado engullida por un gran grupo empresarial. Siempre he querido destacar el origen del vino, las instalaciones pueden ser más o menos bonitas, pero la tradición y el viñedo no. Yo tengo claro que el vino lo hacen las uvas, y esa personalidad la da el terreno, por eso siempre hemos apostado por ello. Y eso hay que darlo a conocer, somos pioneros en el mundo del enoturismo porque queremos dar a conocer lo que hacemos, que al final es un producto humano”, especifica el director general de Balbás.
Sus más de 100 hectáreas de viñedo, en el denominado ‘Diamante Dorado’, permiten sacar tremendas exquisiteces. Vino de la máxima calidad, y de diversos tipos. “Siempre hemos buscado vinos con estructura pero sin renunciar a la modernidad y a la tecnología. Si me preguntas por un vino específico es complicado elegir uno porque tenemos varios pioneros, y vinos más fáciles de beber como nuestro crianza, el Balbás 18 por ejemplo que tiene potencia de nariz, ese paso de boca, que hace que sea un vino todoterreno que permita darse un homenaje, el salir a un restaurante y pedir esas comandas que queremos volver a disfrutar con un buen vino”, rememora Juan José.
Y ante tanto nivel, ¿con qué vino de Balbás acertamos si queremos brindar? “Yo elegiría ese crianza porque puede estar perfecto en una barra, puede tomarse de forma desenfadada, pero también es un vino que se puede disfrutar en mesa, en pareja, con amigos, y disfrutar de un buen vino”, destaca.
Porque las grandes historias se escriben en mayúsculas, pero el buen vino se hace con la letra pequeña. Porque Balbás no es una bodega más. Balbás es esencia. Es tradición y pasión. Es trabajo. Es ilusión. La que nos indica que los mejores momentos, dentro de muy poco van a llegar.
Balbás: Un buen vino, de letra pequeña
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