Un experto advierte de "una pandemia de déficit de sueño por horarios sociales inadecuados"
El director médico de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de València, Gonzalo Pin, ha advertido de que vivimos en una especie de jet lag permanente
Valencia
El director médico de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de València, Gonzalo Pin, ha afirmado este lunes que hay actualmente "una pandemia de déficit de sueño orquestada por horarios sociales inadecuados desde el punto de vista cronobiológico" y ha advertido de las consecuencias que la falta de sueño tiene sobre la salud y sobre el rendimiento, tanto escolar como laboral.
Así lo ha puesto de manifiesto el experto en sueño en la comisión de Les Corts sobre los usos de tiempo para impulsar políticas concretas de racionalización de los horarios, en la que ha explicado que el ser humano tiene un reloj interno, el circadiano, que debe estar armonizado con el reloj ambiental. Si no lo está, ha alertado, se producen consecuencias a corto, medio y largo plazo en la salud.
El sueño, ha dicho, ocupa un tercio del ciclo vital y existe una relación directa entre el modo en que las sociedades usan su tiempo y el déficit crónico del mismo, que provoca que en realidad haya "seres humanos despejados pero cansados" en el día a día.
Pin ha apuntado que la pérdida crónica de sueño o dormir en horarios desacordes tiene efectos negativos a nivel psíquico, físico y social. Ha relatado que esas personas tienen mayor probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares y sobrepeso, así como síntomas depresivos, somnolencia diurna excesiva, irritabilidad, deterioro de funciones ejecutivas o pérdida del control de los impulsos y déficit de memoria.
También aumenta la incidencia de determinados procesos cancerígenos como el de mama, la diabates tipo 2 o la mortalidad precoz por alteraciones del metabolismo. Además, las personas intentan compensar la falta de sueño con estimulantes para mantenerse despiertos, lo que tiene a su vez como efecto secundario la disminución del sueño más profundo.
Ha advertido de que esa "epidemia de déficit de sueño afecta a todos, incluso desde la gestación, porque en función de cómo duerme la gestante va a dormir los primeros meses el bebé".
Gonzalo Pin se ha referido concretamente a dos efectos. El primero es el deterioro de la capacidad de mantener la vigilancia y reaccionar ante situaciones cambiantes, lo que provoca accidentes de tráfico, y ha señalado que "dormir cinco horas o menos y conducir es equivalente a conducir con una tasa de alcoholemia ilegal".
El segundo efecto al que ha apuntado es el que se produce sobre el sistema inmunitario, ya que "un déficit crónico de sueño y horarios irregulares reducen la respuesta inmunológica". Preguntado sobre si este hecho ha podido tener algún efecto en la pandemia de Covid-19, ha indicado que "no sabemos qué es primero, si el huevo o la gallina", pero ha recordado que este como todos los virus trabajan a nivel celular y actúa alterando los relojes biológicos.
JET LAG PERMANENTE
El doctor ha señalado que los horarios sociales "no tienen en cuenta las necesidades de descanso de la población" y favorecen que un elevado porcentaje de la población esté en una especie de "jet lag social" permanente.
Por ello, ha instado a promover un uso adecuado del tiempo como hábito de vida saludable ya que un tiempo total de sueño con un horario regular y armónico, desterrando "esa idea de que el sueño es nuestro enemigo", de que "quien duerme no vive" y que eso supone mayor compromiso con el trabajo, ya que "cada hora que se roba al sueño se va perdiendo eficacia y capacidad de vivir con calidad".
LEGISLACIÓN Y EDUCACIÓN
El experto ha abogado por cambios legislativos y también por acompañarlos con educación. Precisamente se ha detenido en el análisis de los usos del tiempo en la escuela y ha indicado que el 24,2% de los estudiantes de Primaria y ESO se duermen en clase al menos tres veces por semana y el 39% de los adolescentes acuden habiendo dormido menos de ocho horas, influidos por las nuevas tecnologías, los medios de comunicación y los horarios académicos.
El déficit de sueño conlleva, ha apuntado Pin, un aumento del fracaso escolar y problemas de conducta. A su juicio, el horario escolar ideal adaptado a los ritmos cronobiológicos sería de 9 a 16 horas, comiendo sobre las 13.30 o 14 horas.