La historia de acogida de Ylli, Klinton y Endrit

Bilbao

El puerto de Zierbena desde hace años se ha convertido en un punto de salida de albaneses que huyen de la miseria de su país para llegar a Inglaterra. Desde hace meses, muchos inmigrantes procedentes de ese país y de otros, acampan en el monte, junto al puerto buscando el momento para colarse como polizones en barcos que se dirigen a Reino Unido. Un viaje de tres días escondidos en cualquier agujero del buque.

El pasado 14 de marzo, decretado el confinamiento, el Gobierno vasco instó a que los ayuntamientos busquen estancias en las que poder alojar a estos inmigrantes. En el caso de Zierbena, se les alojó en el polideportivo municipal con la coordinación y colaboración de Cruz Roja, Ertzaintza, Ayuntamiento y DYA.

El concejal y su familia entablaron amistad con cuatro albaneses de los 43 inmigrantes que, una vez concluído el confinamiento, volvieron a asentarse en las inmediaciones del Puerto. Se llaman Endrit, Ylli y Klinton. Desde junio pasado han estado integrados en actividades de Cruz roja, talleres de cocina, deportivas etc.

Estos jóvenes, viendo la buena acogida por parte del edil y su entorno familiar, han optado por quedarse y empadronarse. Han sido muchas las trabas administrativas, y lo siguen siendo, para poder registrales como ciudadanos con pleno derecho. Dos de ellos tienen una historia muy dura, llegaron a Inglaterra, pero uno de ellos cayó al mar, y al ser rescatado, les trajeron de nuevo a Bilbao.

A través de pequeños trabajos por la zona, desbroces de campas, trabajos de pintura, reparaciones, etc, han ido ‘tirando’. Pero con el final del verano eso se acaba. Recientemente, uno de ellos ha logrado un trabajo de unas horas en un restaurante, y otro acaba de empezar en una obra

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Es la primera vez que esta historia ve a la luz. El edil, a título personal, ha decidido contar cómo fue el proceso de acogida de estos tres jóvenes albaneses Unai cuenta en ‘Hoy por hoy Bilbao’ que todo comenzó de manera “indirecta, a raíz del confinamiento de marzo unas personas deambulaban en las laderas del monte, junto al Puerto y se les alojó en el polideportivo y yo vivo cerca”, cuenta el concejal. “Lo que fue una relación complicada por las restricciones del confinamiento, paso después a una relación más estrecha”.

“Los vecinos me han dicho de todo, te puedes imaginar la impresión de muchos al acoger a tres desconocidos pero para mi no lo eran. Daban muestras de buenas personas y convencidas de que venían a buscar una nueva vida aquí”. “La decisión la tomamos en mi familia de manera conjunta y estábamos convencidos de lo que hacíamos”, señala

Este jueves, Unai y sus tres ‘hijos adoptivos’ tendrán una reunión con Cáritas para buscar un itinerario de integración para ellos.

Maria Mar Ortiz, del área integral de acogida Cáritas, también ha participado en ‘Hoy por hoy Bilbao’. “Estas historias son más habituales de lo que pensamos”, asegura, “hay mucha gente que está preocupada y que aflora en los momentos más complicados como estos” y añade que “la dificultad es mantenernos constantes y libres de perjuicios. Poner, en definitiva, a la persona en el centro y conocerla”. Ortiz afirma que “si el inmigrante muestra su afán por integrarse y asentarse aquí, al final eso lleva a implicarse. Solo necesitan una ayuda por nuestra parte”.

¿Qué posibilidades hay de que estos tres jóvenes, Klinton, Ylli y Endrit, se puedan quedar?

”Lo principal es que vayan conociendo el entorno, con gente cercana que les acompañe y con referentes de aquí que les pongan al día de los usos y costumbres para allanarles el camino”, asegura la responsable de Cáritas . “Es importante que tengan motivación, que ellos quieran y abran campos para tomar decisiones vitales, estudiar, trabajar, que estén abiertos a propuestas, que busquen, y que tengan apoyos para poder hacerlo”, concluye.

Los tres jóvenes albaneses también han participado en ‘Hoy por hoy Bilbao‘, Klinton, de 25 años asegura que quiere empezar una nueva vida aquí “buscando un trabajo por eso estoy estudiando un curso en el centro Peñascal de soldadura”. Ylli también va por clase, de programación informática y Endrit, que ha deambulado durante 14 años Europa “aquí a pesar de los muchos lugares en los que he estado he encontrado una acogida que no he encontrado en otros sitios por eso quiero quedarme aquí. En Euskadi nos han tratado muy bien”, señala