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La historia de las bodegas subterráneas de Aranda

Repasamos cómo es este importante patrimonio histórico de la capital ribereña con Loreto Cano, que nos ayuda a entender cómo y por qué surgen

Las bodegas subterráneas de Aranda son un patrimonio histórico vital para la capital ribereña / Cadena SER

Aranda de Duero

Si hay un símbolo oculto del pasado de Aranda y que forma parte de su historia y de su patrimonio histórico son sus bodegas subterráneas. Algunas se hundieron, pero 135 siguen en pie, conformando una red subterránea que supera los 5 kilómetros de longitud, y que hoy hemos conocido más de cerca en nuestro espacio de historia con Loreto Cano. Nos ha relatado cómo se inició su construcción y desarrollo.

"En todos los sitios no hay bodegas, ni son como las nuestras. La construcción de nuestras bodegas ya se da en los siglos XII y XIII porque Aranda desde sus inicios se ha relacionado con el mundo del vino. Había viñedos y pequeñas parcelas alrededor, y pequeñas tierras de labor que formaban parte del autoconsumo de la población. Ya en el siglo XIV hubo un aumento del paisaje del viñedo, aunque era una época complicada por la peste y las guerras, pero se sigue cultivando el vino porque era un alimento básico y necesario. Ya en los siglos XV y XVI ya sabemos que había un mayor número de viñedos, y sabíamos que era el motor económico de Aranda, porque pasó de autoconsumo a comercio. Burgos era el primer mercado principal", explica.

Su uso es fácilmente comprensible. "Había necesidad de un mayor almacenaje. Y se construyen las bodegas bajo las casas. Hay constancia en el pleito del Plano de Aranda, de que ya se hablaba de cómo se construían las bodegas o por qué. Se decía que era un lugar en el que se conservaba bien el vino, con ausencia de vibraciones y humedad constante. La profundidad oscila entre los 9 y 12 metros, estaba formada por arcilla roja o las arenas blancas que era donde se escavaba. Y la arcilla era compacta e impermeable, por lo que se podía tener la bodega seca. Todo se hacía a mano. Pico y pala", asevera Cano.

Loreto ha especificado que "las primeras bodegas aparecen en la zona de San Juan y Santo Cristo". "Algunas bodegas se han podido conservar, otras se han hundido con las casas. El motor económico era el viñedo. Había una población importante a finales del siglo XV, unos 5000 habitantes. Y para entender que había unas zonas con más bodegas que otras es que va en relación al desarrollo urbanístico de Aranda. Hay que tener en cuenta que a la hora de excavar no sabías lo que podías encontrarte bajo tierra. Pero tenían calculado dónde hacerlo y dónde poner las bóvedas. Las cubas se montaban todas abajo. A parte de todo el trabajo que había en torno al vino, había también esa demanda de artesanos del cuero por ejemplo, porque era un elemento importante para poder llevar el mosto y llenar las cubas a través de las pellejas. El lagar era otro elemento importante para la producción del vino, que no estaban normalmente en el mismo edificio de la bodega. Normalmente eran en otras viviendas o portales de algunas casas. El Plano de 1503 nos ayuda a entender mucho cómo eran esas bodegas", añade.

La historia de las bodegas subterráneas de la capital ribereña puede reproducirse en el siguiente audio.

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