Los 'restos arqueológicos' de la Eurocopa en San Mamés
El andamiaje habilitado para suministrar electricidad y espacio a los medios internacionales sigue en pie a la espera de ser desmontado tras confirmarse que la competición europea no vendrá a Bilbao
Bilbao
Aunque era la comidilla desde hace semanas y estaba adelantado por Manu Carreño en 'El Larguero', la noticia se hizo oficial este miércoles a última hora de la tarde: la Eurocopa no tendrá lugar en Bilbao. Todo apunta a que los partidos que la Selección española tenía previsto jugar en la sede de San Mamés se jugarán en el sevillano Estadio de La Cartuja.
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La decisión —unilateral— de la UEFA supone un durísimo varapalo para la economía de la capital de Bizkaia y para unas instituciones públicas que habían desembolsado ya más de un millón de euros para hacer posible que la Eurocopa tuviese lugar en San Mamés. En el comunicado conjunto del Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación foral de Bizkaia y el Gobierno vasco, las palabras para la UEFA y la RFEF fueron muy duras.
El documento hablaba de "jugar con Bilbao", de que la UEFA no había presentado "ni una sola razón, ni deportiva, social o económica, y mucho menos relacionada con la salud pública y con el control y las medidas para evitar la propagación del coronavirus". Se insinuaba la posibilidad de que se hubiese hablado con otras posibles sedes a espaldas de la Sede Bilbao y se anunciaba la decisión de estudiar posibles demandas contra la UEFA ante el dinero invertido por las instituciones públicas —más de un millón de euros— que ha quedado ahora en agua de borrajas.
El capital perdido por el erario público representa, sin embargo, una ínfima parte del enorme impacto socieconómico que iba a tener el torneo en Bilbao. Un impacto que iba a beneficiar especialmente a bares y comercios de alrededor. Roberto, que trabaja en una de las terrazas aledañas a la Catedral, habla de "otro palo más en la rueda": "Era un evento que nos iba a dar un empujoncito para un año —casi dos, apostilla— muy malo en el que la facturación no sube, los ingresos son inexistentes"...
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Él no se explica cómo se le ha podido escapar a Bilbao una oportunidad económica como esta: "Se me hace difícil pensar que algo que mueve tanto dinero se vaya sólo porque 16.000 personas no pueda entrar en San Mamés". Algo parecido le sucede a Aitor, que regenta una tienda de trofeos y souvenirs muy cercana al estadio y que coincide en señalar la gran oportunidad perdida: "Ahora todo lo que pueda sumar poco es mucho. Esto, que podía ser el principio de una nueva normalidad, se nos escapa y nos vuelve a chafar las esperanzas".
El comunicado de las entidades responsables de la sede de San Mamés también señalaba a la RFEF, "a la que nunca le gustó Bilbao como sede de la Euro2020". Las instituciones vascas destacaban en ese comunicado los trabajos desempeñados hasta la última semana y señalaban instalaciones como la infraestructura habilitada para que los cientos de medios que iban a cubrir esta Eurocopa tuviesen cabinas de retransmisión y electricidad para trabajar.
Precisamente eso es lo único que queda ya de la Eurocopa en Bilbao: un andamiaje cuyas obras ya han empezado a desmontarse y que parecen ya vestigios, restos arqueológicos casi, de un proyecto —el de ver a la máxima competición europea en Bilbao— que no se hará realidad.
José Manuel Navarro
Periodista e historiador. Murciano. Ahora aquí y en Crónica Vasca. Antes, en Radio Bilbao, Radio Murcia...