'¿Está el limón en peligro de extinción?', por Pepe Belmonte

Murcia

¿Está el limón en peligro de extinción?

Entre los últimos estertores de la pandemia, el estado calamitoso del Mar Menor, el maldito volcán de la Palma y las críticas despiadadas –y no siempre justas– al presidente Sánchez, pocos medios de comunicación se han hecho eco de un asunto de vital importancia para todos los murcianos.

Se ha escrito en alguna parte que el limón, el bendito limón, podría haber entrado en su fase de extinción, lo cual, en un lugar como el nuestro, rodeados de ese paisaje tan característico de color amarillo como el sol y reluciente como el oro, podría convertirse en un auténtico drama.

Las razones no son otras –y no es cuestión de tomárselo a risa– que cada día, conforme van pasando los años, a los seres humanos nos gusta cada vez menos la acidez. Otros sabores, como el kétchup, la salsa barbacoa, la mostaza y otras zarandajas, se han apropiado de nuestros gustos.

Aunque el naranjo y su dulce fruto siempre han sido más atractivos para la mirada, me resisto a ver desaparecer los paisajes de limoneros, esos parientes pobres, serios, graves y austeros dentro de la variada gama de los cítricos.

Murcia dejaría de ser Murcia sin sus limones. Se acabarían los consabidos chistes y todas esas chanzas que andan de boca en boca –y que en gran parte son verdad– de que aquí, en nuestra región, se le pone limón a todo: a la carne, al pescado, al marisco, a la ensalada, a las lentejas…

“Me tiraste un limón –dejó escrito otro huertano, vecino nuestro, como Miguel Hernández–, y tan amargo,/ con una mano cálida, y tan pura,/ que no menoscabó su arquitectura/ y probé su amargura sin embargo”.

Pepe Belmonte