José Edmundo Casañ, la memoria del terrorismo

Valencia

El 20 de octubre de 2021 se cumplen diez años del fin de la banda terrorista ETA. Una fecha para la esperanza y para celebrar la convivencia y la paz, pero también para reivindicar la memoria de las víctimas que aquella sinrazón dejó por el camino. València, que a pesar de que no sufrió los años de plomo con la intensidad de otras ciudad como Madrid o Barcelona, también tiene su particular mapa del terror, con atentados como los perpetrados en el Corte Inglés o en la calle San Vicente, o el que más grabado ha quedado en el imaginario colectivo del pueblo valenciano: el asesinato de Manuel Broseta en la avenida de Blasco Ibáñez. Igual de doloroso, aunque tal vez no tan recordado fue el crimen cometido contra el ingeniero José Edmundo Casañ.

En 1991 Casañ era el delegado de la constructora Ferrovial en Valencia, empresa concesionaria que entonces estaba encargada de realizar un tramo de la polémica autovía de Leizarán a la que ETA, en su deriva paranoica, le había declarado la guerra. José Edmundo, en su oficina técnica de la calle Gascó Oliag de València era un objetivo fácil para la banda, y el día 4 de marzo de aquel 1991 tres pistoleros etarras acabaron con su vida a tiros. El drama familiar no hace falta adornarlo con ningún epíteto: padres, hermanos, mujer y tres hijos menores de diez años.

De aquello hace ya 30 años, por eso es necesario cada cierto tiempo ir refrescando la memoria para que estas vidas no caigan en el olvido público. La huella de José Edmundo en la ciudad no es difícil de seguir. Fue responsable de decenas de actuaciones urbanísticas y arquitectónicas en la València de los 80 y 90, entre ellas la construcción del Palau de la Música, del desaparecido Ayuntamiento Nuevo en la avenida de Aragón y la urbanización de la pista de Ademuz, actual CortsValencianes.

El último proyecto sobre el que estaba trabajando el día de su asesinato era la reurbanización del inicio de la avenida de Aragón y la apertura de una nueva calle que debía unir la calle Serrano Flores con dicha avenida sobre los terrenos del cuartel de San Juan de Ribera. Esta calle, que aún hoy no tiene salida a Serrano Flores, se abrió en su primer tramo en 1998, año en el que se acordó rotularla como calle de José Edmundo Casañ (Enginyer).