Sociedad

"Que comprendan que no son las culpables": un centro pionero para víctimas de violencia sexual

Cumpliendo con lo establecido por el Ministerio de Igualdad, en 2023, todas las provincias deberán tener un centro de crisis 24 horas para atender a las víctimas de violencias sexuales

Una persona sostiene una pancarta en una manifestación convocada por Movimiento Feminista contra la violencia machista en Madrid / Jesús Hellín Europa Press

Madrid

Caminar por la calle con las llaves en la mano, cambiar de acera para no pasar entre un grupo de desconocidos que vienen de frente, o escuchar piropos no deseados son algunas de las situaciones que sufren las mujeres a diario. Estas manifestaciones son una consecuencia directa de la violencia machista. Unas veces, son menos evidentes que un ojo morado, pero pueden tener incluso secuelas más duraderas.

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Sin embargo, en muchos casos las mujeres no denuncian por miedo a que se las culpabilice o se las juzgue o, directamente, porque no saben qué pasos tienen que seguir. Y ese es el principal objetivo del Centro de crisis contra la violencia sexual Pilar Estébanez: que las víctimas dispongan de una red de apoyo. Un centro que forma parte del proyecto de ley de garantía integral de la libertad sexual y que servirá de modelo en toda España porque en 2023 todas las provincias deberán contar con un recurso de este tipo.

Acceso universal para todas las víctimas

El centro, pionero en España y gestionado por el Ayuntamiento de la capital, ofrece una intervención integral a las mujeres que hayan sido víctimas de un maltrato que tiene muchas caras. En Madrid, por ejemplo, se han producido 204 agresiones sexuales en lo que va de año, según datos del Ministerio del Interior. 

La delicada situación de las víctimas hace evidente que no se pueda desvelar la dirección por la seguridad de las usuarias. No obstante, dispone de una línea de teléfono —el 900 869 947— habilitada las veinticuatro horas del día, los 365 días del año.

Para que sean atendidas no es necesario haber presentado una denuncia o tener la intención de hacerlo, pero si es el caso, las trabajadoras del centro acompañan a las víctimas, primero telefónicamente y luego de manera presencial. Lo mismo ocurre con las mujeres migrantes que no tengan sus papeles en regla.

Protocolo de actuación

Para la coordinadora, Belén Martín, lo más importante es que las mujeres que llamen sientan una acogida cálida y empática: "Demostrar que efectivamente las creemos, que no las juzgamos y, sobre todo, que comprendan que la violencia sexual es una manifestación más de la violencia de género y que las causantes no son ellas".

Desde su apertura en 2019, justo antes de la pandemia, el centro ha atendido a más de mil mujeres y 807 familiares y personas del entorno cercano. Si a consecuencia de la agresión sexual, la víctima requiere algún tipo de asistencia inmediata, ellas se encargan de gestionar los pasos a seguir, empezando por una "contención emocional" (esto es, intentar calmar el shock inicial) y siguiendo con un acompañamiento a una comisaría especializada: la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM).  

Una vez interpuesta la denuncia, las mujeres son acompañadas, junto al médico forense, al Hospital de la Paz. Allí, se realizarán las pruebas de prevención sanitaria y legal necesarias. Estas pruebas son importantes, aunque no existan manifestaciones físicas. Y es que, tal como asegura la coordinadora del centro, cada vez es más común que las mujeres atendidas hayan sido víctimas de sumisión química. A través de este tipo de violencia, los agresores se sirven del uso de drogas que anulan la conciencia para poder violarlas.

24 horas de atención

En este centro de crisis hay tres perfiles de profesionales: abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales, cada una encargada de una parte de la intervención. Trabajan conjuntamente para determinar el plan de actuación y los objetivos que cumplir, desde el área social, hasta el legal y el terapéutico.

Otro elemento que caracteriza al centro es que la violencia no tiene por qué ser reciente, sino que pueden haber pasado días, meses o incluso años hasta que se ven capacitadas para denunciarlo. "Estas situaciones también se entienden como emergencia, aunque haya habido una tardanza, se requiere una respuesta empática porque si no lo es, lo más probable es que vuelvan a pensar que hicieron bien en no verbalizarlo", afirma Belén. 

Lydia Payo

Lydia Payo

Redactora de informativos y de la parte digital de Radio Madrid. Presentadora del Podcast 'Todo es Empezar'...

 
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