Fontilles insiste en que la lepra sigue siendo una enfermedad estigmatizante en los países más pobres
Esta fundación, con más de 120 años de historia, atiende a más de 1,8 millones de personas en Asia, Africa y América Latina
Yolanda Sanchis, directora de Sensibilización y Voluntariado de la Fundación Fontilles, en Hoy por Hoy Alicante
13:59
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Alicante
«El que haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, con la barba rapada y gritando: ¡Impuro, impuro! Mientras le dure la lepra seguirá impuro: vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento» (Levítico 13, 44-46). Y es que estos 'valles de leprosos', a los que se refiere la Biblia, siguen existiendo en pleno siglo XXI.
La lepra, como otras enfermedades olvidadas, están erradicadas en los países más desarrollados, pero siguen siendo un problema en los más pobres, en donde siguen llevando aparejados importantes estigmas. A las personas que las padece se les señala lo que complica el trabajo de fundaciones como Fontilles que no solo tratan de erradicar la enfermedad sino que también buscan dar un futuro económico y social a estas comunidades.
Hay que recordar que Fontilles nació en el 1909 con la apertura de un sanatorio en la Vall de Laguar (Marina Alta, Alicante). En la actualidad, sigue contando con un centro para la atención de personas mayores dependientes y discapacitadas y enfermos crónicos y en el ámbito internacional cuenta con importantes proyectos de cooperación.
A lo largo de este año llevará a cabo una veintena de proyectos contra la lepra, la filariasis linfática y el mal de Chagas en India, Bolivia, Brasil, Mozambique y la República Democrática del Congo. Iniciativas de las que se benefician 1.812.000 personas.
Entre estos proyectos, durante las pasadas navidades, la fundación hizo un llamamiento para fabricar 84 pares de zapatos para niños y niñas adolescentes afectados por la lepra en el Saint Joseph Leprosy Center de Sanawad, en India.
Y es que con tratamiento la lepra se cura, pero la perdida de sensibilidad que provoca es permanente. Por ello, al andar se pueden producir roces o heridas que se convierten en úlceras abiertas. Algo que se puede evitar con un calzado adaptado.
Cada par de zapatos, que se fabrican en el mismo centro, cuesta 20 euros.
De todas estas iniciativas hemos charlado en Hoy por Hoy Alicante con Yolanda Sanchis, directora de sensibilización de Fontilles.
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