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Athletic: una fundida de plomos general

El Athletic se desactiva en Girona y suma una derrota inesperada

Oriol Romeu le arrebata la pelota a Iñaki Williams / Alex Caparros

Bilbao

Hace apenas unos días se nos llenaba la boca cuando aparecía una estadística en la que se apuntaba que el Athletic era el equipo de Europa, sí, de todo Europa, que más balones recuperaba arriba. Es decir, que defiende en bloque alto y que la presión en ataque le permite recuperar como ningún otro equipo, Manchester City, Liverpool y Arsenal incluidos. Pues esa etiqueta se consigue gracias a la intensidad y al ritmo, algo de lo que careció ayer el equipo de Valverde. Y así es imposible.

Si a esa falta de ritmo se le suma una defensa desajustada, con errores de marca continuos y escasa contundencia, el final de la película resulta bastante previsible. Y eso es lo que ocurrió en Girona. El Athletic fue incapaz de rascar algo positivo frente a un rival que, aunque llegaba de empatar en el Bernabéu, coquetea por méritos propios con los puestos menos nobles de la tabla.

Fueron incapaces de activarse en ataque y sumaron unas carencias defensivas que hasta ese partido apenas habían mostrado. Mal en defensa, inoperante en el centro del campo y desactivado en ataque. Una fundida de plomos general que acarreó una derrota inesperada.

Primera parte, rácana

Apuntaba el Athletic otras maneras con un inicio en el que dio la impresión de querer tener el balón y manejar el partido. Todo lo contrario. Fue el Girona el que cercó la portería rojiblanca hasta provocar continuos resoplidos de los cuatro componentes de la línea defensiva. Bufidos que rivalizaban con los de un Valverde que, en la banda, no conseguía que se ajustara su línea de cobertura. Un remate de cabeza de Iñaki Williams y un remate de Raúl García constituyeron el único bagaje ofensivo de un equipo que regaló la primera parte. En el centro del campo, un Vesga fallón y un Sancet desaparecido en combate impidieron que el equipo tuviera ideas para buscar la portería rival.

Más de lo mismo

Las bandas apenas ensancharon el campo. Además, ni Berenguer ni Nico tuvieron la ayuda de los laterales. Lekue y Yuri apenas se prodigaron en ataque. Es más, la tarjeta amarilla que vio el lateral zurdo obligó a Valverde a mover pieza y a sacar a Balenziaga en la segunda mitad. También sustituyó al otro lateral. Lekue se fue camino de los vestuarios para dar paso a De Marcos. La pretensión del técnico del Athletic fue la de dar mayor profundidad a un equipo sin bandas y con escasa profundidad . Además, a las primeras de cambio, Vesga dejó su puesto a Vencedor para dar un poco más de empaque y equilibrio a un centro del campo incapaz de mantener el balón n su poder. Pero nada cambió. Tan solo un zarpazo de Nico Williams después de un quiebro hacia adentro (marca de la casa) ofreció la sensación de que el equipo aún estaba vivo.

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Y pasó lo que tenía que pasar

Tuvo que ser con la estrategia. Tuvo que ser a balón parado. Pero es cierto que el Girona se estaba haciendo acreedor a ponerse por delante en el marcador. Una defensa desequilibrada permitió a David López adelantar al conjunto catalán. No se puede defender peor un balón al área. Para colmo, una pelota a la espalda de Balenziaga sirvió para que el rival anotara el segundo. La desesperación era total.

Y entonces apareció Guruzeta para meter a los rojiblancos en la refriega. Un balón servido por Williams y prolongado por De Marcos lo aprovechó Guruzeta para decir que el partido no estaba acabado. Pero la tozuda realidad señala que no hay más cera que la que arde, y que aunque se pudiera maquillar el resultado, el partido estaba más que finiquitado. Y que este Athletic sin ritmo no puede manejarse con los mejores de la clasificación. En Montivi no se dio el nivel.