El letrero oculto durante 70 años: la sorpresa que ha dejado al descubierto una obra en el centro de Bilbao

Las paredes de Bilbao guardan historias que el tiempo había sepultado. Esta vez, unas obras en la fachada del bajo de la Alameda de Urquijo 50 han dejado al descubierto el letrero de 'Talleres Indauchu', un nombre que resonaba a épocas pasadas. La curiosidad se nos encendió: ¿qué negocio fue este, quién lo dirigió y por qué desapareció?

Los pocos rastros de una época convulsa

Los archivos municipales revelan datos fragmentados, como piezas de un rompecabezas incompleto. El edificio donde se ubicaba el taller se construyó en 1938 y se finalizó en 1940, en plena posguerra. Talleres Indauchu no pudo existir antes de esa fecha, pero su fundación exacta sigue siendo un enigma. El primer documento oficial data de 1957: una solicitud de Eliseo Baraita Carasa, su titular, para instalar maquinaria. El expediente, amarillento y lleno de sellos, muestra las condiciones impuestas por el Ayuntamiento: cumplir con ordenanzas, pagar derechos y obtener permisos de Industria.

¿Por qué tan pocos datos?

La respuesta podría estar en aquellos años oscuros. La posguerra fue un periodo de caos: depuraciones de funcionarios, documentos perdidos o destruidos. "Es como si alguien hubiera borrado parte de la memoria", comenta un archivero municipal. Talleres Indauchu quizá no fuera tan antiguo como se pensaba, pero su ausencia en los registros anteriores a 1957 sigue intrigando. ¿Fue víctima del olvido administrativo o simplemente un negocio modesto que pasó desapercibido?

El legado de Eliseo Baraita

Apenas hay referencias tampoco del dueño, Eliseo Baraita Carasa, solo un par de líneas en un expediente polvoriento. Su taller, dedicado a labores industriales —quizá metalúrgicas, por la maquinaria mencionada—, operaba en una Bilbao gris, en reconstrucción. Las condiciones del permiso son estrictas: prohibido molestar a los vecinos, inspecciones obligatorias... ¿Era un empresario visionario o un trabajador más luchando por sobrevivir en aquellos difíciles años?

Un viaje en el tiempo

El letrero descubierto es ahora una ventana a otra era. Los vecinos se detienen a mirarlo, imaginando el ruido de las máquinas, el olor a aceite, el ir y venir de obreros. Talleres Indauchu ya no está, pero su nombre persiste, resistiendo al tiempo como un testigo mudo de la Bilbao industrial.

¿Qué más hay bajo las capas de pintura?

Quedan preguntas sin respuesta. ¿Qué fabricaban exactamente? ¿Cuánto duró el negocio? El Ayuntamiento sigue buscando pistas entre legajos olvidados. Mientras, el letrero sigue ahí, desafiando a la ciudad a recordar.

Talleres Indauchu ya no es solo un nombre borroso. Es un pedazo de historia que, gracias a un descuido de la pintura, vuelve a la luz. Y con él, las preguntas: ¿cuántos secretos más aguardan tras las paredes de Bilbao?

Bizkaia a través de la historia