El Deportivo jugó mermado la final

El Deportivo llegó al partido decisivo de la temporada en la peor de las condiciones. Tras la derrota ante el Albacete, Borja Jiménez afirmó en sala de prensa que la semana del Deportivo "había sido compleja", algo llamativo en la previa de un partido marcado por la ilusión del ascenso. La frase de Borja Jiménez no era gratuita. El vestuario blanquiazul se vio afectado por un brote de gastroenteritis que afectó a varios futbolistas. Juergen fue la cara visible del problema debido a su ausencia en la sesión del martes, pero hasta siete futbolistas sufrieron el azote del virus.

Los efectos del brote se dejaron ver sobre el césped. El propio Juergen pidió el cambio en el minuto 80 al estar exhausto y Quiles también solicitó el relevo por el mismo motivo. Mario Soriano tuvo problemas para volver al terreno de juego debido al cansancio y su salida del verde también se debió al agotamiento. Únicamente el relevo de Aguirre en lugar de Héctor Hernández no obedeció a cansancio o lesión.

De todos modos, lo peor del parte de guerra tiene como protagonista a Diego Villares. El de Vilalba cayó lesionado durante la primera mitad, mostrando evidentes signos de dolor en una de sus rodillas. Volvió al terreno de juego con una cojera visible y todo hacía indicar que ya no disputaría la segunda mitad. Sin embargo Villares fue infiltrado en el descanso y, aunque con dolor y molestias evidentes, completó el choque. Las primeras exploraciones apuntan a un esguince en el ligamento lateral interno, aunque se le van a efectuar pruebas complementarias para descartar una rotura. Jaime completó una tarde aciaga saliendo también lesionado del terreno de juego.