Varios días después de la tragedia vivida en la Escuela Primaria Robb de Uvalde (Texas) donde han fallecido 19 niños y dos profesores tras el tiroteo masivo iniciado por Salvador Ramos, ha empezado a salir a la luz más información acerca de cómo actuaron las fuerzas de seguridad. Testigos que presenciaron el desarrollo de la masacre se han manifestado sobre la supuesta pasividad de la policía durante el ataque. «Había al menos 40 agentes de la ley armados hasta los dientes, pero no hicieron nada hasta que fue demasiado tarde», dijo Javier Cazares, padre de Jacklyn, fallecida en el tiroteo, que corrió al colegio en cuanto supo sobre el ataque. «Eramos cinco o seis padres, escuchando los disparos, y los agentes de policía nos decían que nos teníamos que apartar. No nos preocupábamos por nosotros, solo queríamos entrar en el edificio. Les decíamos »¡Vamos!« porque estábamos muy preocupados, queríamos sacar a nuestros bebés», decía Cazares al Washington Post. Su testimonio es uno de los muchos que comparten los padres y testigos que vivieron el segundo peor tiroteo en Estados Unidos desde el exterior de la escuela, frustrados por la falta de movimiento y acción por parte de los agentes. Según el relato de los ahí presentes, los primeros agentes de policía que llegaron al escenario del crimen intentaron entrar en el edificio, pero al recibir disparos a manos de Salvador Ramos, decidieron quedarse en el exterior a la espera de la llegada de la Patrulla Fronteriza, que fue el equipo especial de seguridad que finalmente irrumpió en la escuela y le hizo frente al tirador. Así, Salvador Ramos estuvo hasta una hora dentro del centro escolar antes de ser abatido. En las redes sociales se han empezado a difundir vídeos en el que la decepción y la impotencia de los padres y víctimas del tiroteo en Uvalde es palpable. Los presentes, afligidos, gritan a los agentes y se consuelan los unos a los otros ante la imposibilidad de hacer algo para evitar la tragedia. «Eso es lo que ha tardado, un niño pequeño ha muerto. ¿Por qué?», decía una mujer. «Estos [los agentes] están aquí fuera preocupados por nosotros», continuaba diciendo con rabia. Ante las dudas surgidas a raíz de su actuación, el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, informó en una rueda de prensa el pasado miércoles que Salvador Ramos fue abatido unos 40 o 60 minutos después de que la policía se enfrentase a él por primera vez. «La conclusión es que la policía estaba allí», continuó. «Se comprometieron de inmediato. Lo contuvieron en la clase. Armaron una pila táctica de una manera muy ordenada y, por supuesto, atacaron al individuo», concluía McCraw. «Lo que queríamos era asegurarnos de actuar con rapidez, actuar rápidamente, y eso es exactamente lo que hicieron esos agentes», dijo Raúl Ortiz, jefe de la pratrulla táctica a Fox News. Salvador Ramos, de 18 años, irrumpió en la Escuela Primaria Robb de Uvalde tras haber disparado previamente a su abuela. El ataque, que tuvo lugar este martes al rededor de las 11:30 de la mañana, ha supuesto la muerte de 19 niños de entre 7 y 10 años, dos profesores y el marido de una de las maestras fallecidas, que murió a causa de un infarto. En medio de la polémica, la Asociación Nacional del Rifle sigue en pie con su convención anual, prevista para hoy en Houston (Texas) a escasos 300 kilómetros de Uvalde. Ante las crecientes críticas, comunicaban en su cuenta de Twitter que la culpa de la tragedia era del atacante, « un criminal solitario y perturbado», sin responsabilizarse por lo ocurrido. «Cuando nos reunamos en Houston, reflexionaremos sobre estos eventos, rezaremos por las víctimas, reconoceremos a nuestros patriotas y nos comprometeremos a redoblar nuestro compromiso para hacer que nuestras escuelas sean seguras», decían en el comunicado de la asociación.