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Ciencia y tecnología

Responsabilidad afectiva

El almacén de las pruebas (IV)

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Según el libro de la psicóloga Marta Martínez, 'Que sea amor del bueno' la responsabilidad afectiva es el comportamiento basado en el cuidado, el consenso, la comunicación fluida y directa sobre las distintas emociones, circunstancias o decisiones que surgen a lo largo de cualquier relación. Ya sea de pareja, de amistad, con carácter afectivo-sexual o de familia. La responsabilidad afectiva engloba varios elementos , aunque el respeto y la empatía es la base de una buena relación.

Al final, la falta de responsabilidad afectiva responde a un patrón de comportamiento que muchas personas tienen interiorizado, no es una falta de respeto puntual o que un día tu pareja que está cansada te dice básicamente que no puede escuchar tus problemas, sino que son patrones que se repiten vínculo tras vínculo y no hay intención de cambio cuando se le dice que algo te afecta. Y es que hay personas que se relacionan con la intención de cubrir una carencia muy profunda que nadie más que ellas mismas puede llenar, o se quieren vengar de un alguien en particular y buscan el blanco vulnerable para hacerlo. Si eso es algo difícil de gestionar en persona, imagina en redes sociales y en apps para ligar por el móvil.

Al final la sociedad va tan rápido que tú también tienes que correr. Todo se mercantiliza para poder satisfacer nuestras necesidades con un like, un match, un mensaje. Todo lo queremos rápido, concreto y efímero. Como dice el sociólogo Zygmunt Bauman, hoy en día queremos “relaciones líquidas”. Son vínculos interpersonales que se caracterizan por la falta de compromiso, implicación y calidez. Relaciones pasajeras que nunca llegan a nada, sino que se emplean para satisfacer una necesidad concreta e individual. Vamos, como es la sociedad de consumo a día de hoy. Marta lo define muy bien cuando dice “si puedo tener una hamburguesa en casa con un clic y en quince minutos, también puedo tener vínculos a mi merced cuando quiera y para lo que quiera.”

Por eso Marta habla de algunos de los términos más famosos a la hora de “mal-vincularnos”, como describe ella en su libro.

Catfishing: es una estrategia para mostrar una identidad falsa en Internet, sobre todo en las redes sociales o estas Apps para conocer gente. Lo que suele hacer la gente es utilizar fotos de otras personas y llegan a construir una personalidad “deseable” con el fin último de seducirte y obtener algún tipo de beneficio, como que le envíes fotos subidas de tono, que le hagas algún tipo de confesión y luego pueda chantajear con ello.

Gaslighting: esta metáfora nació a raíz de la película 'The Gaslight' de 1944, donde el marido iba cambiando la intensidad de las luces de la casa y le hacía creer a la mujer que se le estaba yendo la cabeza diciéndole que las luces estaban como siempre. El Gaslighting es un tipo de violencia psicológica muy silenciosa y bastante peligrosa porque es difícil de identificar por parte de la víctima. Y se puede dar en pareja, familia, amistades, trabajo…

Suelen negar de forma rotunda hechos que sí han ocurrido para que comiences a dudar de tu percepción y cordura. Suelen hacerte pensar que es culpa tuya si algo no funciona, o decirte “ya te he dicho mil veces que son imaginaciones tuyas, siempre con lo mismo, así te vas a cargar nuestra relación.” También camuflan el gaslighting en cariño o protección con frases como: “creo que necesitas ayuda, esto nunca ha pasado, me preocupo por ti…”. Entonces, al final acabas sintiendo como si realmente necesitases a la otra persona porque no eres válida. Como cuando hablamos en el programa del timador de Tinder, estas personas buscan personas en estado vulnerable, es importante remarcar que no hay personas débiles, sino personas en estado vulnerable por 'x' motivos.

Ghosting: es la más común de todas. El corte repentino y sin explicaciones ante dos personas que se están conociendo o que ya se conocen y todo parece ir bien. Al final la sensación es de no ser suficiente, de que hay algo que falla en ti y que debe ser grave cuando la otra persona desaparece así, de la nada.

 
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