¿Y si dejáramos de comer carne...?

Madrid / Atapuerca

María Martinón-Torres, paleoantropóloga, trabaja en el yacimiento de Atapuerca, en Burgos. Allí se encontró el rastro humano más antiguo de Europa, que tiene 1,2 millones de años de antigüedad. Se trata de una mandíbula humana, descubierta en la Sima del Elefante. En ella hay respuestas sobre nuestra evolución y la de nuestra alimentación, porque los dientes están muy abrasados por comer carne, pero también en ellos hay restos vegetales que indican que los humanos somos omnívoros.

Las especies del género homo sapiens “hemos comido carne siempre”, indica Martinón-Torres. Pero nuestros antecesores australopitecos no, pues basaban su alimentación sobre todo en brotes, frutos secos y hojas. Según el entorno en el que han vivido nuestros antepasados, han aprendido a comer de una u otra forma. Pero también los humanos somos el único animal que decide qué no comer, porque hay factores culturales y biológicos implicados en estas decisiones. Por un lado, hemos sabido distinguir alimentos tóxicos gracias a la distinción entre sabores, sobre todo identificando lo venenoso por medio de la amargura. Por otro lado, más cultural, también tenemos “la polémica”, como reflexiona la paleoantropóloga, sobre comer carne u otras alternativas por cuestiones éticas y de sostenibilidad.

Un ejemplo de la evolución de nuestra alimentación a día de hoy es que el consumo de carne ha disminuido en España un 5,6% desde 2012, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca. Además, actualmente un 13% de los españoles se declaran veganos. Pero este cambio no debería de suponer un problema mientras a nuestra nutrición mientras busquemos "otras maneras para asegurarse de que vas a tener todo el aporte nutritivo particular como animal omnívoro que eres", apunta la paleoantropóloga al hablar del desarrollo de nuestro comer.

Martinón-Torres, que se dedica a estudiar el pasado no ve muy claro que esto sea una cosa que a futuro cambie nuestra composición como especie, recordando: “No solo somos biología, también somos cultura”. Independientemente de lo que decidamos comer o no, “si cumples con las necesidades que pide el cuerpo, no cambiará mucho a futuro” la composición física y las necesidades de la especie humana.

En el fuego también yace otro factor que nos ha hecho alimentarnos mejor, tanto por la sazón como por la compañía. La cocción de los alimentos ha supuesto en la evolución humana también nuestra supervivencia. Pero por el lado cultural, la paleoantropóloga también habla de la sobremesa, sobre la que apunta, "probablemente ya existía gracias al estar alrededor del fuego”.