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No saldrá nada edificante para este país si pasamos del 'y tú más' al 'tu sentencia es peor que la mía'

Decir que los ERE no son la Gürtel no implica restarle gravedad: nadie discute, o no debería, la gravedad y el escándalo que fueron los ERE. Y solo asumiendo eso se podrá librar el debate pendiente sobre la politización de la justicia

Están por ver los argumentos del Supremo y los votos discrepantes, pero es ya conocido el fallo del tribunal sobre los ERE. Y la conmoción política para el PSOE que provocaría ver entrando en la cárcel a José Antonio Griñán. Ha dicho su partido que acata, que respeta a la justicia, pero que aquí pagan justos por pecadores.

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Juan Espadas sostiene que puede que hubiera errores, pero Griñán no se enriqueció. Eso -que no se llevó dinero-, lo ha demostrado la justicia. Otra cosa es que pueda llamarse error a un entramado que, durante años, dio sin control millones de dinero público. No parece tampoco que pueda obviarse que este es el tercer pronunciamiento judicial en la misma dirección.

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De la misma manera, no conviene ignorar que esta sentencia es ajustada, de tres votos contra dos, que hay debate jurídico y que, cuando lo instruyó este mismo tribunal, el Supremo, no vio malversación. Que aquí se juzga, por lo penal, la responsabilidad de la gestión de unos fondos aprobados por el parlamento, no la honorabilidad de nadie.

No conviene ignorar que, en otros casos, dirigentes que tenían que vigilar y no vigilaron no fueron condenados. Fue Feijóo quien, no hace tanto, dijo de Griñán que no era un corrupto. Ayer, ya en otro cargo, el tono era distinto.

Llegados hasta aquí, no saldrá nada edificante para este país si pasamos del ‘y tú más’ al ‘tu sentencia es peor que la mía’. Todo el que quiera saber, sabe que cada caso es distinto. Sabe que las responsabilidades políticas han sido distintas también: que Griñán se marchó, no lo marcharon. Mezclarlo es querer embarrar. Decir que los ERE no son la Gürtel -porque los ERE no son la Gürtel- no implica restarle gravedad: nadie discute, o no debería, la gravedad y el escándalo que fueron los ERE. Y solo asumiendo eso se podrá librar, si se quiere, el debate pendiente sobre la politización de la justicia. Afrontar ese debate, cumplir la Constitución, también es respetar a la justicia.

 
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