Marlene Engelhorn tiene 29 años, estudia Lengua y Literatura en Viena y es la legítima heredera de la fortuna de los fundadores de BASF, la mayor empresa química del planeta. En circunstancias normales, en un futuro le correspondería un patrimonio aproximado de 4.000 millones de euros, pero la joven ha anunciado que va a renunciar al 90% del montante, según recoge ABC. “No es que no quiera ser rica, es que no quiero ser tan rica«, aclara Engelhorn, quien considera que »tanto dinero no te hace feliz«. A su juicio, »conlleva mucho tiempo, esfuerzo y tensiones« mantener ese patrimonio. Incluso más hacer que crezca. »Si nadie inventa, desarrolla, manipula, vende los productos, entonces no hay ganancia, sostiene. Además, cree que no se trata de una cuestión de voluntad, sino de equidad. «Como alguien que ha disfrutado de los beneficios de la riqueza toda mi vida, sé lo sesgada que está nuestra economía y no puedo seguir sentada y esperando que alguien, en algún lugar, haga algo. Hemos llegado al final del camino cuando otras 250 millones de personas se verán empujadas a la pobreza extrema este año», defendía el pasado mayo en una entrevista a la BBC en el marco del Foro Económico Mundial de Davos. En este evento argumentó que no basta con donaciones que, en muchas ocasiones, tienen un sentido cosmético: «No puede que primero ahorres impuestos y luego te vuelvas caritativo y dones una fracción de tu riqueza. Muy a menudo, estas dotaciones no son más que una forma de disfrazar la riqueza. Una pequeña fracción del capital compensa lo que arruinan estas grandes inversiones. Esto es capitalismo filantrópico. Simplemente no está bien que dependamos de la buena voluntad de los súper ricos». Para ella, la única vía son cambios estructurales, empezando por impuestos más proporcionales. Engelhorn fundó la iniciativa Tax me now, que pide impuestos más altos para los ricos y forma pate de la organización Millionaires for Humanity, plataforma desde la que reclama «redistribución de la riqueza, la tierra y el poder mediante un proceso transparente y democrático». Engelhorn no está sola en su lucha. Cada vez son más los multimillonarios que admiten que el sistema fiscal propio de la mayoría de países occidentales no es justo. Precisamente en el pasado Foro de Davos, un grupo denominado Patriotic MIllionaires solicitó a los líderes políticos y empresariales un impuesto a las grandes fortunas. «La mayoría de nosotros puede decir que, mientras el mundo ha pasado por un inmenso sufrimiento en los últimos dos años, nosotros hemos visto aumentar nuestra riqueza durante la pandemia. Sin embargo, pocos o ninguno de nosotros puede decir honestamente que pagamos la parte justa en impuestos», podía leerse en una carta firmada, entre otros por Abigail Disney, la heredera del imperio Disney; Nick Hanauer, uno de los primeros inversores de Amazon; y Stuart Frisby, que ha ocupado importantes puestos en Deliveroo y Booking.