Repensar nuestras ciudades para combatir el cambio climático, una obligación que no puede esperar
Las urbes son las más vulnerables a los efectos negativos de las altas temperaturas que cada vez serán más frecuentes por el cambio climático, ¿cómo pasar del gris al verde?
Sentido crítico | Repensar nuestras ciudades, una obligación que no puede esperar
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Madrid
Pensábamos que no podíamos cambiar el mundo hasta que el mundo cambió sin nosotros. En veinte años Barcelona tendrá la temperatura de Marrakech, y Londres la de Barcelona. Después de un verano encadenando olas de calor y en el que la gente de muchos puntos del país se ha achicharrado se ha popularizado la solución de los “refugios climáticos”, espacio públicos o privados, como bibliotecas, museos o parques que las ciudades instalan temporalmente para ofrecer un refugio de refrigeración a sus ciudadanos. Un parche para combatir las altas temperaturas que suena totalmente a distopía de ficción de Netflix.
Las primaveras serán cada vez más cortas y los veranos más largos. Las altas temperaturas se han adelantado entre 20 y 40 días en los últimos 70 años según la Agencia Estatal de Meteorología, por lo que replantear nuestras ciudades y nuestras casas ha pasado de ser una opción a una obligación. La arquitectura y el urbanismo son herramientas con un poder de transformación social enorme para hacer frente a los retos climáticos y energéticos que se nos avecinan.
"Como nos recuerdan los dos ratoncitos de Esopo, no es ni la ciudad ni el campo lo que cuenta, sino la calidad de la vida"
Durante muchos siglos crecimos pensando que el progreso era llenar nuestras ciudades de carreteras, coches y conglomerados de edificios, pero de repente nos dimos cuenta de que el planeta nos pide que cambiemos la manera en la que vivimos. La arquitectura y el urbanismo relegaron la creación de jardines y el paisaje a un segundo plano. Y el asfalto se lo comió todo. Un asfalto que atrapa y acumula calor durante el día y lo suelta por la noche evitando que podamos darnos ni siquiera un respiro. Conocemos de sobra que las zonas verdes nos aportan relax y bienestar y que reducen los niveles de estrés de los habitantes de las ciudades. Además, nos ayudan a regular las temperaturas. La Organización Mundial de la Salud considera que los espacios verdes urbanos son imprescindibles, pero más de la mitad de las capitales españolas, el 55%, suspende porque carecen del mínimo de zonas verdes recomendado que son 10m2 de zona verde por persona. Si sabemos hacía dónde debemos transformar nuestras ciudades, ¿qué falta para que empiece esa revolución urbana de pasar del gris al verde?
Conversamos sobre ello en este episodio con Teresa Galí, ingeniera agrónoma, paisajista y socia del estudio ArquitecturaAgronomía, Josep Bunyesc, Doctor Europeo en arquitectura sostenible y economía de la energía y el hábitat en zonas de montaña y Atxu Amann, arquitecta y socia del estudio Temperaturas Extremas.
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Daniel Sousa
Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A Vivir que son dos días’ de la Cadena SER. Ganador del...