A Putin solo le queda el farol del botón nuclear

Cerca de 1.500 detenidos en Moscú en las primeras protestas después de que ayer, a esta hora, el presidente ruso reconociera, todavía sin citar la palabra guerra, que Rusia está perdiendo la guerra. Porque la comparecencia de ayer del líder ruso, la segunda de estas características desde que empezó la invasión de Ucrania, no fue otra cosa que el reconocimiento de su debilidad, de su fracaso en una contienda que él imaginaba un paseo triunfal y que casi siete meses después está viviendo el mayor retroceso de sus tropas.

El anuncio ayer de la movilización de reservistas, en un desesperado intento de poder mantener el avance, pone en evidencia la fragilidad militar de un país, cuyo presidente sueña con recuperar el gran imperio ruso. No era tan fuerte militarmente como se pensaba, quería llegar en pocos días hasta la capital de Ucrania, hacerse con ella y, de paso, hacerse con todo el territorio. Pero no lo ha conseguido, por su propia debilidad y porque, quizás, no contaba que su agresión uniría a Europa como pocas veces se ha visto y reforzaría una OTAN que antes de la guerra parecía agonizante. Todo parece haberle salido al revés.

Pero hay más, Putin tiene que enfrentarse ahora a la contestación interna, al descontento de parte de una población que hasta ahora temía demostrarlo públicamente, pero que, con la llamada a filas de los reservistas, ya no se esconde, y lo que ha pasado esta noche, con manifestaciones en las calles, la represión policial, y las detenciones son una muestra. Se han agotado los billetes para salir del país y no son pocos los que temen que les toque a ellos ir al frente.

Poco más le queda a Putin en esta huida hacia adelante, le queda el farol del botón nuclear, la última alternativa ante la derrota militar. Busca la excusa para apuntalar su amenaza en los referéndums convocados en el territorio conquistado, cualquier agresión contra ellos le serviría para considerarlo una agresión a territorio ruso. Referéndums, por cierto, sin ningún tipo garantía.

¿Hasta dónde sería capaz de llegar Putin? Complicada respuesta. De momento lo que tiene en frente es la férrea unidad de Europa y Estados Unidos, y es esta unidad, traducida en el envío de armas y en apoyo al Gobierno y a la población ucraniana, la que ha situado a Putin en esta especie de callejón sin salida desde donde se revuelve. Pero cuidado, porque esto le puede convertir todavía en más peligroso.