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Candilejas: La película de Charlot que se estrenó dos veces

Este domingo 16 de octubre se cumplen 70 años del estreno en Londres de Candilejas, una de las grandes películas de Charles Chaplin. 20 años después, en 1972, llegaba a los cines de Los Ángeles.

Charles Chaplin y Claire Bloom, protagonistas de Candilejas

En 1952 Chaplin se había convertido en un personaje muy incómodo en los Estados Unidos. Sus ideas políticas en defensa de la libertad y la solidaridad con los desfavorecidos resultaban demasiado progresistas para la sociedad norteamericana de la época. Además estaba su irreprimible pasión por las adolescentes que le llevó a casarse cuatro veces con mujeres mucho más jóvenes que él y que gran parte de la sociedad americana censuraba. Chaplin, cada vez más, veía cernirse sobre él la amenaza de la “caza de brujas” del senador McCarthy.

El director aprovechó que el estreno mundial de Candilejas se iba a celebrar en Londres y se fue de viaje. Y fue en Londres donde se enteró de que el fiscal general de los Estados Unidos había revocado su permiso de reingreso al país. En realidad Chaplin había decidido no regresar a América ya que no solo el gobierno sino también la industria cinematográfica se lo estaba poniendo cada vez más difícil. Charlie Chaplin se instaló en Suiza y allí pasó los 20 años siguientes hasta que en 1972 la Academia de Hollywood se acordó de él y le propuso que aceptara un Oscar honorífico por toda su carrera. Nadie le odiaba ya y las nuevas generaciones habían descubierto sus viejas películas viéndolas por televisión. En Hollywood fue agasajado como lo que era, un mito del cine.

Tras el Oscar honorífico la fiebre Chaplin se desató en los meses siguientes. Alguien recordó entonces que Candilejas no había sido estrenada en su día en Los Ángeles y de esta forma la película volvió a los cines. Pero, al tratarse de un estreno en toda regla, podía optar además a los Oscar. La película fue nominada en la categoría de mejor banda sonora, premio que acabó ganando veintiún años después del estreno oficial de la película. De esta forma Charles Chaplin conseguía como compositor la única estatuilla que ganó en su vida por su trabajo en una película, ya que las otras dos que le otorgaron fueron honoríficas.

Candilejas es la película más autobiográfica de todas las que dirigió Chaplin. El título mismo ya recuerda sus orígenes teatrales, cuando siendo solo un adolescente se ganaba la vida en los escenarios. La relación entre los dos protagonistas de la historia, el cómico Calvero y la bailarina Terry, es también una clara alusión a la relación que mantuvo Chaplin con Oona O’Neill, su última esposa, matrimonio que escandalizó a la sociedad americana porque cuando se casaron Chaplin tenía 54 años y ella solo 18. No es extraño tampoco que la película esté ambientada en Londres, su ciudad natal, y en 1914, la misma época en la que la abandonó para viajar a los Estados Unidos. Pero hay más. Los tres niños que vemos al comienzo de la película son Geraldine, Michael y Josephine Chaplin, hijos del director. Otro de sus hijos, Charlie junior, hace de payaso y Sydney Chaplin, el mayor, comenzaba con Candilejas su carrera en el cine. Interpreta al compositor del ballet que protagoniza Terry y es de quien se acaba enamorando la muchacha. Con Candilejas también debutaba en el cine Claire Bloom, la actriz protagonista de la película. Un dramaturgo amigo de Chaplin la vio en los escenarios de Londres y se la recomendó al director.

CHarles Chaplin y Claire Bloom en una escena de Candilejas

CHarles Chaplin y Claire Bloom en una escena de Candilejas

Pero hay otro personaje que resulta también fundamental en la película y es la música. Chaplin dedicó nueve meses a componer la banda sonora de Candilejas, que es una de las más bellas de toda su filmografía, especialmente su tema principal. Chaplin fue uno de los autores más completos y polifacéticos que ha conocido el cine. Además de escribir, dirigir, interpretar, producir y financiar sus películas también componía la música de las mismas. Y eso que sus conocimientos musicales eran limitados. No sabía leer ni escribir partituras y nunca se consideró más que un aficionado. Chaplin tocaba un poco el violín y el piano. Con este último instrumento esbozaba sus melodías o simplemente se las silbaba a sus arreglistas que las trasladaban al papel pautado. Luego trabajaban juntos durante largas sesiones, cuidando hasta el más mínimo detalle.

Además de la música incidental Chaplin compuso también varios números musicales para la película. El número musical de la sardina, por ejemplo, o el del domador de pulgas. Chaplin creó este número en 1919 para una película llamada El profesor que finalmente no salió adelante. Luego intentó utilizarlo en El circo y en El gran dictador pero no pudo justificarlo en ninguna de las dos tramas. Finalmente consiguió incluirlo en Candilejas. Pero hay otro número musical en la película que resulta aún más inolvidable. En él podemos ver juntos por primera vez en la pantalla a los dos grandes genios cómicos del cine mudo: Charlie Chaplin y Buster Keaton. Candilejas es al fin y al cabo la historia de la decadencia de un artista y el encumbramiento de otra más joven y es como si con sus personajes Chaplin y Keaton aceptaran resignados el relevo generacional, ya que el mundo en el que fueron grandes estrellas había cambiado definitivamente.

Charles Chaplin y Buster Keaton en una escena de Candilejas

Charles Chaplin y Buster Keaton en una escena de Candilejas

Candilejas fue la última gran película de Chaplin. Aún dirigiría dos largometrajes más, Un rey en Nueva York y La condesa de Hong Kong, pero son películas que resultan mucho menos relevantes. Por eso muchos consideran a Candilejas su testamento fílmico. Un canto a la profesión de artista, lleno de sensibilidad y nostalgia, y un canto también a aquello que más amó el director: la vida.

 
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