Las lentejas son un producto que forma parte de nuestra cultura gastronómica y de nuestra cultura en general, prueba de ello es que tienen hasta su propio refrán. Incluso Don Quijote comía duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos. Desde la perspectiva del consumidor, el primer aspecto importante a reseñar es su procedencia. Probablemente, la lenteja es la legumbre cultivada más antigua y viene de Oriente Próximo. Turquía es uno de los mayores productores del mundo, junto a la India y Canadá. Nutricionalmente son una fuente de proteínas, y frente a otras legumbres, se ablandan con facilidad sin la necesidad de remojo y en aproximadamente una hora. Además son versátiles en cuanto a combinaciones, las encontramos con chorizo, con setas, en ensalada, hamburguesas vegetales, aunque la opción más habitual es el guiso. Dependiendo de la forma de cocinarlas son más saludables o no. El tipo de aceite, la forma de cocción, si lleva embutidos, etc. Son algunos de los factores que influyen en su aporte nutricional. De hecho, es un plato que a pesar de la cultura de supermercado que hay se suele preferir casero y cocinado al gusto. Aunque también hay opciones de bote, y eso es precisamente lo que han realizado en el programa Código de Barras de la Cadena SER, una cata a ciegas. En España hay dos tipos de lentejas protegidas: la lenteja de La Armuña en Salamanca y la lenteja Tierra de Campos, una comarca situada entre Valladolid, Palencia, León y Zamora. La lenteja nacional representa un porcentaje pequeño del total, sobre todo después de ingreso de España en la Unión Europea. Principalmente la que se consume en España viene de Estados Unidos y de Canadá.