El Elon Musk desconocido: más allá del éxito y qué quiere hacer con Twitter
Un tipo rico y poderoso, marcado por su infancia traumática, que hace difícil separar al personaje del empresario, al innovador del lunático
Quién es Elon Musk y qué quiere hacer con Twitter
Madrid
De niño apenas veía a sus padres, le vigilaba el ama de llaves, aunque se mostrara más preocupada por sus otras labores. “No entiendo cómo conservo todos los dedos”, declaró a la revista Rolling Stone hace unos años al recordar los enloquecidos experimentos con cohetes que un adulto más celoso o atento al niño no hubiera permitido. Musk sostiene que, sobre todo, le criaron los libros de ciencia ficción. Fan de Asimov y los mundos imaginados más extraños, nunca logró sobreponerse a la tormentosa relación con su padre. Era capaz de cometer "casi todos los crímenes que puedas imaginar". Pero nunca aclaró qué fue lo que su padre le hizo, como un dolor reprimido.
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Elon Musk nació en el seno de una familia sudafricana rica y blanca en pleno Apartheid. Su padre extraía esmeraldas de explotaciones mineras y se movía, según el hijo, en mundos peligrosos. Errol, así se llama, asesinó a tres personas por entrar en su domicilio, aunque por esa circunstancia fue absuelto de los cargos.
Hoy, al hombre más rico del mundo le gusta llamar la atención. Se viste con disfraces de 7.000 dólares para acudir a cumpleaños, lleva gorro mexicano y acude a echarse bailes virales en eventos en China. Pero hubo un tiempo en que hubiera preferido pasar desapercibido. Al desastre con su padre se unía el del colegio. Siendo niño recibía palizas diarias y su reacción consistió en aprender kárate y judo a los 16 años para "repartir tan fuerte como le daban a él". De sus traumas nace quizá la mentalidad que para el consultor en negocios digitales y CEO de RunRoom, Carlos Iglesias, resulta a menudo cruel.
"Ese cinismo, esa forma de notificar a sus empleados si están despedidos: ‘A las 9 de la mañana abrid vuestro correo’. Me parece casi sádico. Lo comunica como si montara una especie de juego, parece que se esté divirtiendo", señala Iglesias.
Denunciado por sus empleados
Sus empleados le han denunciado por explotación laboral –tuvo que readmitir a uno de ellos – se jacta de haber hecho jornadas de 120 horas semanales y se ríe del teletrabajo. “A mí me entristece. Me gustaría que, puestos a solar utopías, soñáramos otras, con referentes distintos. Por ejemplo, que el futuro pasara por tener más tiempo para conciliar, cuidar de los tuyos o que, incluso, no fuera necesario trabajar” antes que preocuparse por ir a Marte.
El experto en tecnología señala al CEO de la marca de ropa Patagonia, Yvon Chouinard, que donó su empresa, valorada en 3.000 millones de dólares para combatir el cambio climático. "En cambio, casi nadie sabe quién es".
El acercamiento a los postulados rusos sobre Crimea no ha sido su único posicionamiento polémico. Hace unos años, cuando la agitación sacudía Bolivia, ironizó sobre la posibilidad de un golpe de Estado contra Evo Morales. Le acusaron de apoyar un golpe para hacerse con el litio del país, un material básico para la fabricación de las baterías de sus coches, y respondió con un tuit: “Derrocaremos a quien queramos”.
El creador de Tesla conjuga declaraciones aparentemente emocionales, de sentida carga ética, por "el bien de la civilización", por "el ágora digital", con acciones que las desmontan. Se reivindica como defensor a ultranza de la libertad de expresión, pero ha desembarcado en Twitter con socios que hacen su fortuna en dictaduras. "El príncipe saudí se ha convertido en el segundo accionista de Twitter y tampoco es que Arabia Saudí sea un adalid de la libertad de expresión. Un fondo de Catar, otro de capital riesgo de Dubai y China. No creo que nadie piense que su objetivo es mejorar la libertad de expresión en China", indica Carlos Iglesias.
¿Y qué quiere hacer con Twitter?
Musk posee numerosas empresas de distintos campos tecnológicos. Con Neuralink trabaja en formas de implantar tecnología en los cerebros humanos para crear interfaces mente-computadora; otra de sus compañías se dedica a la inteligencia artificial; pero ha dejado claro en numerosas ocasiones su interés en la criptomoneda.
"Lo que busca con Twitter es un modelo parecido al de We Chat", la plataforma china. "Una especie de WhatsApp con anabolizantes", lo que otras veces ha descrito como la súper aplicación o la X, la aplicación para todo. Podrías, como en la versión china, “pedir un taxi, comida a domicilio o enviar dinero (critpmoneda). Así crearía modelos de negocio más allá del publicitario, como es actualmente Twitter. Por qué no, comisiones por transferencias” económicas. Musk, de hecho, ya ha dejado ver en otras ocasiones su interés en manipular el mercado cripto para ganar dinero.
Su vida desordenada va de lo personal a lo profesional. Siempre ha querido, según su tesis, ser en los negocios quien es en la vida. Así, se casó, divorció y volvió a casar y divorciar de nuevo con la misma mujer, su segunda esposa Talulah Riley; ha coqueteado con posturas prorrusas y con el apoyo a teorías conspiranoicas de ultraderecha. Sus arriesgadas inversiones le han llevado a perder 100.000 millones de dólares en un año, según la revista Forbes. Pero sigue siendo el más rico con una sonrisa. Capaz de pasar del llanto roto a la cara de piedra fría, describió aquel periodista de Rolling Stone, un "rostro impasible pero gentil".
Reportaje EP45 | Elon Musk, en Twitter: vaya pájaro