España pone rumbo a octavos al borde de la taquicardia

Es difícil pasarlo peor cuando todo parecía estar tan controlado. Para los que teorizaban con que sería mejor, si perder o ganar en la última jornada para buscar el lado favorable del cuadro, la respuesta ha sido clara: no merece la pena quedarse al borde del infarto para pasar a octavos. Los de Luis Enrique pasan de ronda y se enfrentarán a Marruecos tras perder ante Japón (2-1) en lo que fue la peor segunda parte desde que el asturiano es seleccionador. Tanto fue así que España estuvo tres minutos eliminada, salvándose por la victoria de Alemania ante Costa Rica.

Alemania se despide del Mundial salvando a España

Japón, tan disciplinada como siempre, comenzó el partido con la lección aprendida. Era imperativo negarle el espacio a España, debían ser aplicados. Pese a ello, los de Luis Enrique estaban relajados, seguros de sus capacidades. No había empezado el partido y en los himnos tuvimos el mejor resumen, con unos nipones solemnes y Nico Williams guiñándole el ojo a la cámara. Kubo y compañía, enrabietados, le dieron un susto a la selección española. Este grupo es joven, disfruta jugando y tiene ese punto irreverente de la juventud, pero sabe cuando toca cortar las hemorragias como veteranos. Azpilicueta, como hizo mil y una veces en aquel año en el Chelsea, asistió a Morata para que anotase el primero con la cabeza y bajase los ánimos de sus rivales.

El balón comenzó a ser el jugador más rápido del campo, siendo Busquets su canalizador. Japón perseguía sombras, dejando que España se divirtiese con la posesión. Ese control le estaba dando a la Roja una falsa sensación de seguridad, y los de Hajime Moriyasu sabían que esa carta podía jugar a su favor. Presionaban de forma liviana y tímida, pero el exceso de confianza de los de Luis Enrique hacía el resto del trabajo. Dejando algún que otro infarto de por medio para el aficionado español, el partido llegó al descanso. El resultado era bueno, aunque la sensación de déjà vu estaba presente. Contra Alemania, en la primera jornada, ya sabemos que acabó pasando. Eso sí, esta vez tenían un incentivo mayor, porque con la victoria pasaban a octavos y complicaban la vida a España.

Esa intensidad que necesitaban los de Luis Enrique para despertar de su siesta fue la que tenía Japón. En cosa de cinco minutos, los asiáticos le dieron la vuelta al marcador, fallando Unai Simón a la hora de atajar el primero y dejando dudas de si salió el balón o no del segundo. Como en 2002, en aquel Mundial en el que los del Sol naciente eran huéspedes, España entera se preguntaba qué había pasado con ese esférico. Luis Enrique, desde la banda, no cabía en sí mismo del enfado que llevaba encima. Y no era para menos, ya que era la primera vez que su selección no tenía la intensidad por bandera. En menos de 20 minutos, hubo cuatro cambios. Tocaba apretar más que nunca porque las noticias del otro partido no daban esperanza: Costa Rica estaba ganando a Alemania.

Fueron tres minutos, pero se hicieron eternos. Puede que fuesen los más largos de la historia reciente de la selección. Havertz empataba el partido para Alemania, dejando que España respirase. La selección, aun así, no encontraba el camino ante una Japón tremendamente bien plantada. No por nada tenían aquello de la seriedad y solemnidad por bandera al inicio del partido. Para los que tuviesen dudas de como podía manejar el sufrimiento este grupo tan talentoso como inexperto, esta primera prueba de fuego la estaba pasando Alemania por los de Luis Enrique. De nuevo Havertz, esta vez para sellar la remontada germana, era el único que daba buenas noticias a la Roja.

Mientras se esperaba el final del Costa Rica 2-4 Alemania que tanta vida le dio a la selección española (y tan funesto fue para los germanos), España aseguraba el pase a octavos de la peor forma posible. La cara de los jugadores era la que era, siendo la mejor definición posible de lo que acababa de suceder. Ante las dudas de qué lado del cuadro sería mejor, la inexperiencia y mala gestión del resultado hicieron que se rozase la debacle. Lo próximo es Marruecos, rival más complicado de lo que puede parecer a priori. Por lo menos y pese al sinsabor, el toque de atención ha llegado antes de que pueda ser definitivo.

La polémica

El gol de Tanaka pasa al imaginario colectivo del fútbol español como la versión renovada de aquel gol anulado a Morientes. Aunque España salió damnificada en las dos ocasiones, la historia fue muy diferente, ya que el gol de los japoneses si subió al marcador. Las distintas repeticiones no dejan nada claro, provocando las dudas sobre si ese esférico superó la línea de fondo.

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La imagen

Es la primera vez que la selección española de Luis Enrique no hace de la intensidad su seña de identidad. No es para menos el monumental enfado que tenía el entrenador asturiano en banda, haciendo hasta cuatro cambios en los primeros 25 minutos de la segunda mitad.

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