La revancha de Scaloni con Maradona
Pese a tener en contra a toda Argentina, el joven seleccionador argentino ya está a la altura de Menotti y Bilardo
Era el verano de 2018. Diego Armando Maradona entrenaba a Dorados de Sinaloa y su rueda de prensa tenía un invitado especial. Lionel Scaloni acababa de ser nombrado seleccionador nacional argentino tras el batacazo del Mundial de 2018. El Pibe de Oro no dudó en responder a lo que opinaba del interino puesto por Claudio Chiqui Tapia. "El problema es que Scaloni se crea técnico mañana y diga que quiere ir al Mundial. ¡No, no! Puede ir al Mundial de motociclismo, de fútbol no. A mí me da mucha bronca que tengamos que depender de un jugador que no sé si tendrá títulos y dejemos que al Tata Martino se lo lleven los mexicanos", expuso El Pelusa, uniéndose a la corriente crítica. Palabra de Dios.
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No se le puede culpar a Maradona de su crítica al por entonces nuevo seleccionador, ya que la situación invitaba a ello. El interino llegaba por obra y gracia del presidente de la AFA, no tenía títulos y Argentina venía de una nueva decepción mundialista y unas cuantas finales de Copa América perdidas. El joven entrenador era la cabeza de turco idónea para desahogar toda la tensión y ganar tiempo. Era una huida hacia delante, ya que el Mundial del 86 ya quedaba muy lejos. Scaloni estaba solo, sin amigos fuera y con la crítica como única compañera de viaje.
Su primera oportunidad para resarcirse llegó en la Copa América 2019. Por desgracia para el silencioso Scaloni, la fase de grupos no fue brillante. En un país tan pasional, era puerta grande o enfermería, y no valía eso de conseguir el pase sufriendo. Consiguieron pasar los cuartos ante Venezuela, pero solo fue un partido contra una selección menor. Las semifinales contra Brasil dieron la razón a los críticos, quedando Argentina fuera ante un rival de su categoría. Tocaba seguir trabajando en la sombra, poniendo la mirilla en la próxima edición de la Copa América.
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En medio de la pandemia de COVID-19, Argentina pudo ser sede del torneo. Pese a ello, la situación sanitaria lo impidió, llevando de nuevo la Copa a Brasil. Tocaba quitarle el trono a los campeones en su casa, pudiendo ser el mejor golpe de efecto posible, el crédito que necesitaba Scaloni. Además, ya no estaba tan solo, puesto que en el vestuario se estaba construyendo un grupo espléndido. Los jugadores veían trabajar de cerca al seleccionador, y no dudaban en defenderle. Ese apoyo se materializó en los primeros partidos del torneo, pasando como primeros de grupo y colándose, sin demasiado esfuerzo, hasta semifinales. Colombia, el rival que les sacó los colores en fase de grupos del 2019, sería su contrincante.
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De lo que queda de ese partido es que la leyenda del Dibu Martínez se empezó a fraguar. "Te como, hermano", gritaba a los colombianos durante la tanda de penaltis, erigiéndose como un coloso charlatán desde los 11 metros y borrando. La final sería contra Brasil, el encuentro soñado. "No existen las casualidades, muchachos. Esta Copa se tenía que jugar en la Argentina y Dios la trajo acá, para que la levantemos en el Maracaná. Para que sea más lindo para todos, así que salgamos confiados y tranquilos que esta la vamos a llevar para casa", dijo Messi en la arenga antes del partido. Ganaron 1-0, con un gol de Ángel Di María. Tras cuatro finales perdidas, el otro Dios del fútbol argentino ya tenía su trofeo internacional.
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Mientras tanto, el ruido en torno a Scaloni se había reducido mucho. Solo quedaba una crítica por batir, y era el rendimiento que podían dar ante los temibles equipos europeos. La Finalíssima sería ante Italia, campeones de Europa, en Wembley. Una vez más, en silencio, se llevaron el encuentro por un contundente 3-0. Los que no creían ahora cantaban el ya legendario 'Muchachos'. Se estaban volviendo a ilusionar en conseguir la tercera, algo que parecía imposible hace no demasiado. El seleccionador lo sabía, y le preocupaba tanto apoyo en un país tan pasional. Messi, como capitán, procedió a tranquilizarle. "Seguimos porque seguramente va a ir bien, y si no vamos a intentarlo", respondió. Una vez más, palabra de Dios.
Argentina ya tiene su tercera
Arabia Saudí, en el inicio del Mundial, hizo que ese silencio (ahora de los críticos) desapareciese. Ese era el momento que tanto temía Scaloni, por el que llamó a Messi. Toda esa energía positiva se podía volver en contra, alejando al grupo de su tan preciado silencio. La selección mexicana del Tata Martino, aquel por el que clamaba Maradona en vez de Scaloni, podía eliminarlos. En medio de ese momento crítico, hubo un éxtasis futbolístico. Por todas las veces que salió cruz, en Qatar salió cara. Ganaron a los norteamericanos y llegaron a octavos como primeros tras vencer a Polonia. Scaloni, amante de la tranquilidad, encontró en el ruido y sufrimiento su mejor herramienta. Ante Australia y Países Bajos sufrieron hasta cuando tenían todo controlado, solamente reencontrándose con el silencio ante Croacia en semifinales. Una vez más, ocho años después, Argentina estaba en la final.
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El resto es historia. Mientras que Messi hermanaba su mano con Maradona, Scaloni solo podía recordar aquello del mundial de motociclismo. No estaba mal para alguien sin título, igualando los hitos de Bilardo y Menotti. Pese a ello, en una noche de excesos, el seleccionador siguió siendo fiel a lo que le había llegado hasta lo más alto. Espero que desde arriba haya disfrutado. Sin dudas que, si hubiera estado en la cancha, hubiera sido el primer hincha. Ahora que me haces la pregunta, me doy cuenta de que no está. Si no, para nosotros estaría acá. Ojalá haya disfrutado", explicó. Y lleva razón, porque solo El Diego podía equivocarse tanto y disfrutarlo. Allá donde esté, comentará que nunca se equivocó en vida, puesto que Scaloni se tomó la revancha demasiado tarde.
Víctor Diéguez
Periodista según la UCM. Pasión por el deporte...