Las huellas de San Isidro Labrador
El patrón de Madrid y de los agricultores, cuya fiesta se celebra cada 15 de mayo, sigue siendo un misterio. Por ejemplo, ¿sabían que la Iglesia intentó por todos los medios a su alcance hacer olvidar los prodigios y los milagros de este madrileño? La Iglesia tardó casi quinientos años en admitirlo en su santoral, al igual que a su esposa santa María de la Cabeza y su culto estuvo prohibido entre los años 1570 a 1619 bajo pena de excomunión
En 1621 se le beatificó en la Plaza Mayor y al año siguiente, el Papa Gregorio XV le canonizó. ¿Y sabían que el hijo de ambos, Illán, a pesar de tener tantos méritos como sus padres en la ejecución de los milagros y en el fervor popular, nunca ha obtenido la categoría de santo? Y esto sí que es curioso porque una calle de Madrid posee el nombre precisamente de san Illán, cerca de la ermita de San Isidro y se le venera como tal en su santuario en Villalba de Bolobrás (Toledo).
Por fin, la imagen de uno de los símbolos de Madrid ha quedado desvelada en diciembre de 2022 y hoy sabemos que san Isidro era un hombre de entre 35 y 45 años (en el momento de su muerte), de entre 1,67 y 1,86 metros de estatura y con rasgos faciales afrodescendientes. Esas son algunas de las conclusiones a las que ha llegado un estudio antropológico y forense realizado por la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid, investigación efectuada por las doctoras María Benito, Ana Patricia Moya, Mónica Rascón e Isabel Angulo, que apuntan a que la muerte de san Isidro debió de producirse en torno al año 1130 como señala la bula de canonización. Uno de los descubrimientos más llamativos fue el de una moneda alojada en la garganta del santo. Según un estudio numismático, podría tratase de una blanca del rombo, del rey Enrique IV de Castilla, que presuntamente visitó el cuerpo incorrupto en 1463.
Para los amantes de este singular santo medieval, existe un recorrido por un Madrid isidresco donde se pueden ir recordando los lugares vinculados a él. En primer lugar, la casa donde sirvió como criado a las órdenes de su señor Iván de Vargas que se encuentra en la pequeña calle (o costanilla) del doctor Letamendi, antes llamada calle de Tentetieso por la dificultad de bajarla o subirla. También el pozo milagroso, escenario de la resurrección de su hijo Illán que horas antes había muerto ahogado en él (situado en la esquina de la Plaza del Humilladero y la Costanilla de San Pedro, con una placa conmemorativa del suceso). O el lugar donde se encontró la primera tumba conteniendo el cuerpo incorrupto del santo (en la iglesia de San Andrés) en el año 1212. Y quien quiera conocer más cosas sobre San Isidro tiene que visitar el museo (plaza de San Andrés, 2), conocido popularmente como “Casa de San Isidro” porque, según la tradición, fue la casa de los Vargas, en la que vivió y murió. Y, por supuesto, visitar la colegiata de San Isidro, antigua catedral de Madrid, donde actualmente se encuentra depositado el sepulcro con su momia y otra tumba con los restos de su esposa.