Ciencia y tecnología

El telescopio Webb confirma la presencia de su primer planeta: un mundo del tamaño de la Tierra a 41 años luz

Formalmente se ha llamado LHS 475 b

La sala de control de vuelo del Centro de Operaciones de la Misión Phil Sabelhaus JWST en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en el campus de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore / Katherine Frey

Madrid

Las observaciones del telescopio espacial James Webb de la NASA/ESA/CSA han servido por primera vez para confirmar la presencia de un planeta fuera del Sistema Solar. Formalmente clasificado como LHS 475 b, el planeta tiene casi exactamente el mismo tamaño que el nuestro, con un 99% del diámetro de la Tierra. Se encuentra relativamente cerca, a sólo 41 años-luz de distancia, en la constelación de Octans.

El equipo descubridor está dirigido por Kevin Stevenson y Jacob Lustig-Yaeger, ambos del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en Laurel (Maryland). El equipo decidió observar este objetivo con el Webb tras revisar cuidadosamente los datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA, que apuntaban a la existencia del planeta.

El espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) del Webb captó el planeta con facilidad y claridad con sólo dos observaciones de tránsito. "No hay duda de que el planeta está ahí. Los datos prístinos de Webb lo validan", afirmó Lustig-Yaeger. "El hecho de que además sea un planeta pequeño y rocoso es impresionante para el observatorio", añadió Stevenson en un comunicado.

¿Cómo detectan los investigadores un exoplaneta?

Observando los cambios en la luz a medida que orbita alrededor de su estrella. Una curva de luz del espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) del telescopio espacial James Webb de la NASA/ESA/CSA muestra el cambio en el brillo del sistema estelar LHS 475 a lo largo del tiempo a medida que el planeta transitaba por la estrella el 31 de agosto de 2022.

Este gráfico muestra el cambio en el brillo relativo del sistema estrella-planeta durante tres horas

LHS 475 b está extremadamente cerca de su estrella, completando una órbita en dos días terrestres. La confirmación de la presencia del planeta fue posible gracias a los datos de Webb. El gráfico de la imagen sobre este párrafo muestra el cambio en el brillo relativo del sistema estrella-planeta durante tres horas. El espectro muestra que el brillo del sistema se mantiene estable hasta que el planeta comienza a transitar por la estrella. Luego disminuye, lo que representa cuando el planeta está directamente frente a la estrella. El brillo vuelve a aumentar cuando el planeta ya no bloquea la estrella, momento en el que se nivela.

Polvo estelar cerca de la Vía Láctea

Horas antes de la confirmación de ese planeta, el telescopio espacial James Webb anunciaba otra investigación: la de una de las regiones de formación de estrellas más dinámica de las galaxias cercanas, la denominada NGC 346, próxima a nuestra Vía Láctea, en la que han detectado importantes cantidades de polvo, algo no esperado por los astrónomos, informó este miércoles su página web.

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La NCG 346 se halla en la Pequeña Nube de Magallanes (SMC), una "galaxia enana" cercana a la Vía Láctea que contiene concentraciones más bajas de elementos más pesados que el hidrógeno o el helio llamados metales.

Dado que los granos de polvo en el espacio están compuestos principalmente por "metales", los científicos esperaban hallar solo pequeñas cantidades de polvo y que sería difícil de detectar; pero "los nuevos datos" del telescopio Webb "revelan justo lo contrario".

Los astrónomos exploraron esta región porque "las condiciones y la cantidad de metales dentro del SMC se asemejan a las observadas en las galaxias hace miles de millones de años", durante una era en la historia del Universo conocida como "mediodía cósmico", cuando la formación de estrellas estaba en su apogeo.

Unos 2.000 o 3.000 millones de años después del Big Bang, explica, las galaxias estaban formando estrellas a un ritmo vertiginoso y "los fuegos artificiales de la formación estelar que ocurrieron entonces todavía dan forma a las galaxias que vemos a nuestro alrededor hoy". "Incluso si NGC 346 es ahora el único cúmulo masivo que forma estrellas en su galaxia, nos ofrece una gran oportunidad para investigar las condiciones que existían en el 'mediodía cósmico''", dijo Margaret Meixner, astrónoma e investigadora principal del equipo de científicos.

La observación de estas "protoestrellas" en proceso de formación permiten a los investigadores saber si el proceso de formación estelar en el SMC es diferente al que observamos en nuestra propia Vía Láctea. A medida que se forman las estrellas, estas "acumulan gas y polvo que pueden parecer cintas en las imágenes de Webb", de la nube molecular circundante.

Los astrónomos han detectado gas alrededor de las protoestrellas dentro de NGC 346, pero las observaciones del infrarrojo cercano de Webb marcan la primera vez que también detectan polvo en estos discos. "Con Webb, podemos investigar protoestrellas de peso más ligero, tan pequeñas como una décima parte de nuestro Sol" y descubrir si su proceso de formación "se ve afectado por el menor contenido de metal", dijo, por su parte, Olivia Jones, del Centro de Tecnología de Astronomía del Reino Unido.

Para Guido De Marchi, de la Agencia Espacial Europea (ESA), "estamos viendo los componentes básicos no solo de las estrellas, sino también potencialmente de los planetas". Webb es el telescopio más grande y poderoso jamás lanzado al espacio, en virtud de un acuerdo de colaboración internacional entre la ESA, la NASA y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).

Fotografía sin fecha cedida por la NASA que muestra la región NGC 346, una de las regiones de formación de estrellas más dinámicas en las galaxias cercanas, tomada por el telescopio espacial James Webb de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA) / Cortesia

 
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