Las hermanas Fox, fundadoras del falso espiritismo
Todo comenzó en Hydesville, un pequeño pueblo al norte del estado de Nueva York, en una granja en la que vivían cuatro miembros de la familia Fox: el matrimonio John y Margaret y sus dos hijas más pequeñas, Maggie y Katie. Y en la noche del 31 de marzo algo pasó. Katie gritó en el dormitorio: “Oye tú, Splitfoot, haz lo que yo hago” y unos extraños golpes sonaron una, dos, tres veces en la habitación. La madre se asustó y creyó que eran de un espíritu
Las niñas siguieron la broma. Sabían que, apoyando los pies en el respaldo de la cama de madera, los ruidos eran más fuertes, sirviendo las tablas como cajas de resonancia.
Desde ese día, muchas personas acudían a la casa para admirar el prodigio. Un día el hermano mayor, David, sugirió un método para acelerar las conversaciones con el espíritu e ideó una primitiva oui-ja: nombrar en voz alta las letras del alfabeto y al llegar a la apropiada el espíritu daba un golpe. De esta forma pudo saberse la historia del espíritu que emitía esos ruidos, un desgraciado buhonero que había sido asesinado por un vecino de la localidad y enterrado en el sótano de la casa. El fraude iba cobrando forma. En mayo de 1848 la hermana mayor, Leah fue a Hydesville y se las llevó a vivir a Rochester para producir y promocionar espectáculos fantasmales más rentables. El 14 de noviembre de 1849, ante una sala con 400 personas (cada una de las cuales había pagado 25 centavos) las hermanas Fox comenzaron su espectral show.
Un adicto a estas sesiones fue Horace Greeley, director del New York Tribune, que acababa de perder a su hijo. Deseoso de volver a hablar con él, las invitó a Nueva York e hizo de ellas unos personajes públicos. Sus sesiones -cobradas a dólar por cabeza- les reportó fama y cuantiosos beneficios económicos, bien administrados por Leah. Y así se mantuvieron durante años.
40 años después de los primeros raps, el 21 de octubre de 1888, en la Academia de Música de Nueva York, Margaret y Kate mostraron, ante toda la prensa estadounidense, cómo conseguían realizar los famosos golpes de los espíritus. Y confesó: “Estoy aquí esta noche para denunciar, como una de las fundadoras del espiritismo, que todo ha sido un engaño desde el principio al fin, que se trata de la más absurda de las supersticiones, la blasfemia más retorcida que el mundo ha conocido”.
Unos años antes, Allan Kardec publicaba en Francia “El Libro de los Espíritus” (1857) y esa fecha es la que se considera el inicio del espiritismo más serio, oficial y ortodoxo.