Estamos en la semana de la radio y no para de haber sorpresas. Desde el 13 de febrero, Día Mundial de la Radio, en la SER nos hemos vuelto locos. Presentadores que desaparecen por horas, otros que llegan sin avisar y algunos que ni llegan. Hoy es el turno de Mara Torres, directora de «El Faro», programa de madrugada. La periodista y escritora toma el mando de «Hoy por Hoy», en lugar de Àngels Barceló, para dirigir «El Abierto», uno de los tramos de debate y opinión más influyentes del país. Una tertulia de opinión que pretende salir de la política, como dice ella, lanzando temas y reflexionando sobre ellos. Mara Torres no está sola, llega acompañada de los ya frecuentes tertulianos en «Hoy por Hoy» Nacho Corredor, Estefanía Molina y el filósofo Gonzalo Velasco. Además, también está en el estudio Antonio Lucas, poeta y periodista español, recurrente en «El Faro». «Salvado el madrugón, aquí estamos estrenando el mundo»: así ha empezado Mara Torres el tramo de tertulia y opinión del programa de Àngels Barceló, confesando además que para ella esta es «una hora extraterrestre» de hacer radio: «Nunca he madrugado tanto para hacer radio». «El Abierto» de Mara ha sido una tertulia de opinión saliendo de la agenda política, y al más puro estilo «El Faro», la tertulia ha reflexionado sobre tres temas: cambiar de opinión, el trabajo y el destino. Y a partir de las 10:00 horas, es el turno de la escritora Elvira Lindo. La autora de Manolito Gafotas toma el relevo de Mara Torres hasta las 11:00 horas. Que ha comenzado su tramo hablando de su sueño persistente con la radio: Con frecuencia sueño que vuelvo a la radio, que estoy ante un micrófono, como tantas mañanas estuve toda la década de los ochenta. Sueño que llego tarde al programa que presento, sueño que me he dejado al niño en casa con fiebre, sueño que tengo que entrevistar a un invitado del que no recuerdo el nombre o que se me han olvidado los papeles en la redacción o que me quedo sin voz, sueño que estoy ante el micrófono como ante un examen oral del instituto. Pero no siempre son sueños angustiosos, qué va, también sueño con la pura felicidad de dedicarme a un oficio que me gusta mucho, me veo en la redacción, con el café a un lado de la máquina de escribir y el cenicero con el cigarrillo apoyado en el otro. Suena el tecleo constante de las máquinas y el aire está lleno de humo, aunque no lo sintamos. No hay ordenadores silenciosos, no hay internet, no hay redes sociales, no hay temor a que nuestras palabras puedan ser malinterpretadas, no hay Twitter que reproduzca nuestros errores. Las entrevistas se preparaban hablando con el invitado. No hay Google, así que la documentación se pide al archivo de la radio. Todo esto significa que, aunque nos creemos muy modernos, somos, los de entonces, mucho más inocentes, también mucho más atrevidos, improvisamos más, podemos arriesgarnos porque hay menos riesgo. Con frecuencia, sueño con que vuelvo a hacer mi programa de radio. Es como si todo ese tiempo que me separa de la década de los ochenta se hubiera esfumado y yo volviera ser aquella chica de la radio que impostaba un poco la voz para que la tomaran en serio. Hay gente que sueña que vuelve a examinarse, que vuelve al piso de su juventud, o a la mili, o a ser niño, yo tengo este sueño y hoy me han dejado que pruebe a ver si es posible viajar en el tiempo. Y como no me atrevo a hacer este viaje sola le he pedido a mi amigo Pepe Rubio que me guie por esta radio que ya solo conozco como invitada.