"Estuvieron años sin comprar ropa, sin cambiar las toallas": Aduriz emociona al contar lo que hicieron sus padres para que pudiese estudiar
El chef, considerado uno de los mejores del mundo por su trabajo al frente de Mugaritz, no tuvo un buen comienzo en su carrera como cocinero
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Madrid
Andoni Luis Aduriz ha sido el último "gatopardo" en visitar El Faro. El cocinero ha repasado su vida junto a Mara Torres, desde su infancia en una casa humilde de San Sebastián al éxito internacional como uno de los mejores cocineros del mundo, pasando por su primer viaje a Barcelona, en el que "todo era hostil". El chef de Mugaritz también ha recordado el esfuerzo que hicieron sus padres para que él y sus hermanos pudiesen estudiar y cómo él no empezó precisamente con buen pie su trayectoria en la cocina.
Aduriz tuvo que repetir el primer curso en la escuela de cocina y eso fue "un drama en mi casa". "Para mis padres, estudiar era un gran privilegio", ha explicado, antes de recordar que "en aquella época, estudiar y comer carne eran los dos grandes privilegios en una casa, y ellos hacían un gran esfuerzo".
"Mi hermana quiso estudiar una carrera e hicieron un esfuerzo económico inimaginable. No tenían vacaciones. Estuvimos años sin comprar ropa ni cambiar las toallas, por ejemplo", ha contado el cocinero, antes de revelar que su hermana "un coco", ha tenido mucho éxito en su carrera gracias a los estudios.
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Él también, aunque ese suspenso en el primer curso de la escuela de cocina podría haber augurado lo contrario. "Yo estaba en la escuela con hijos de hosteleros a los que les daba igual la cocina y, al repetir un año, cambié de compañeros". Ese fue un cambio clave, porque los grupos de amigos ya estaban creados, y él acabó haciendo cuadrilla con otros dos chicos nuevos. "Yo venía de un mundo de gente que estaba allí porque tenía que estar, y acabé con los dos más motivados que había. Somos miméticos, y la pasión contagia pasión, así que me contagié de su pasión por la cocina", ha rememorado.
"Me gusta contarlo porque habrá muchos padres que tengan hijos de 14 o 15 años y que tengan la sensación de que no pintan nada, que son anodinos o que no tienen vocación por nada...; no, tienen que encontrar su sitio, tienen que encontrar su sitio, solo es eso", ha reflexionado.
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Aduriz lo encontró y mientras el resto de chavales de su edad salía de fiesta, él junto a sus dos amigos de la escuela de cocina iba al mercado, compraba lo que podía con el poco dinero que tenían y lo utilizaban para crear cada uno un plato.
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