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El todopoderoso Cardenal Cisneros

Se cuenta que, en su pueblo natal, Torrelaguna (Madrid), un labrador llegó a decir del cardenal Cisneros: “¡Qué fortuna para él y qué gloria para mí, que he sido su maestro!”. El cura del pueblo, que le oyó decir esto, le preguntó: “¿Qué pudiste enseñarle tú, que ni siquiera sabes leer?”. A lo que el labrador le respondió: “Le enseñé a silbar”

Estatua del Cardenal Cisneros, uno de los personajes eclesiásticos más representativos del Siglo XVI. / Cadena SER

Sea como fuere, lo cierto es que nos encontramos ante alguien cuyo carisma, prestigio, habilidades, contactos y capacidad intelectual hizo que poco a poco se convirtiera en uno de los personajes más influyentes y poderosos del siglo XV español. Tras una crisis espiritual, decide ingresar en la Orden Franciscana, cambiando el nombre de Gonzalo por el de Francisco y en el año 1492 la reina Isabel le elige como confesor siguiendo los consejos del ahora arzobispo de Toledo, el cardenal González de Mendoza, primer protector de Cisneros.

La ideología reformista de Cisneros le permitirá realizar una interesante labor pastoral en la provincia de Toledo, convocando varios sínodos diocesanos y recibiendo la orden del papa Alejandro VI de reformar los religiosos hispanos al ser nombrado visitador de los franciscanos y al crear la Universidad de Alcalá de Henares. Por estas fechas, Cisneros contaba con el total apoyo de los Reyes Católicos por lo que le fue encomendada una importante misión: evangelizar a los musulmanes de la recién conquistada provincia de Granada.

Su participación en episodios militares fue uno de los aspectos más sorprendentes del cardenal Cisneros pues se ofreció en ayuda del rey para las campañas de África, llegando a intervenir personalmente en la conquista de Orán (Argelia), plaza que pasó a depender del arzobispado de Toledo. Su papel en la política castellana se afianzó al obtener el cargo de Inquisidor General, una de las piezas clave en la política del momento al tener bajo su mando al temido y respetad Santo Oficio.

En 1516 fallece Fernando el Católico y Cisneros vuelve a ser nombrado, por segunda vez, regente de Castilla mientras el hijo natural de Fernando, Alonso, es nombrado regente de Aragón. Son los momentos más difíciles de su carrera ya que se tendrá que enfrentar a diversas sublevaciones nobiliarias, aprovechando el “vacío de poder”, con el fin de recuperar sus privilegios perdidos durante el reinado de Isabel. Para evitar conflictos decidió organizar una milicia urbana que recibió el nombre de Gente de la Ordenanza. Serán estas las tropas y los cañones que, según cuenta la leyenda, mostró mientras decía: “Estos son mis poderes”. El cardenal falleció al poco tiempo en Roa (Burgos), el 8 de noviembre de 1517, cuando iba al encuentro del nuevo monarca, Carlos I.

Tal como dijo Manuel Azaña en una conferencia en el Ateneo de Madrid, en 1915: “La huella personal de Cisneros fue tan profunda y brillante que, en el resto de su historia, apenas encontramos otra cosa”.

 
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