"Ha bastado una madre rota y rica para llamar a las cosas por su nombre"

Estamos hartos de verlos en revistas y en programas de televisión. Felices paternidades y maternidades en las que nadie se pregunta cómo ha sido posible y, si se pregunta, se resuelve con un eufemismo: gestación subrogada. Y se pasa a otra cosa.

Ha bastado una madre rota y rica y con 68 años —una cuestión, esta de la edad, que no se plantea en el caso de los padres— para que nos fijemos en los detalles, para que salten por los aires los eufemismos y llamemos a las cosas por su nombre: alquilar un vientre para convertir un deseo en un derecho.

Entonces caemos en la cuenta de que detrás del vientre alquilado hay un ser humano, y nos preguntamos, viendo las fotos de Ana Obregón: ¿Cómo salió del hospital la madre que sí había parido? ¿Habría otra silla de ruedas ergonómica para ella?

Pues se calcula que cada año hay en el mundo unas 20.000 mujeres que abandonan los hospitales sin foto, sin hijo, y no sabemos si también sin silla de ruedas.