"Será que soy rubita y tenía pinta de tonta": Meritxell Falgueras estalla contra el machismo en el sector del vino
La sumiller catalana acaba de publicar una novela que es "como 'Sexo en Nueva York', pero en Barcelona y con mucho vino"
Madrid
Meritxell Falgueras ya había publicado cuatro libros sobre vino. Creció en una tienda centenaria con miles de referencias, se ha formado por medio mundo como sumiller y ha ganado varios premios prestigiosos, así que dispone de todo el bagaje y el conocimiento técnico que una experta en la materia puede necesitar. Pero a ella le gusta hacerlo su manera: con muchas metáforas, sin apenas tecnicismos y, si puede ser, doble dosis de glamour. No en vano, su alias en redes sociales es Wines And The City, un nombre inspirado en la serie Sexo en Nueva York, de la que se confiesa fan absoluta: "Soy carryadicta".
Cátame, su quinto libro (y primera novela) está ambientado en la Barcelona de 2010. Su Barcelona: una capital cosmopolita y bastante pija en la que periodistas y cocineros (reales), como Carme Ruscalleda, Ramon Freixa o Cristina Jolonch, coinciden en fiestas, coctelerías y restaurantes con estrella. Un relato en el que sus anécdotas (y las de sus amigas) se mezclan con anhelos y algo de autobiografía. "Un 69%, más o menos", dice ella entre risas. "Aún estaba abierto elBulli abierto y yo tenía la sensación de que estábamos viviendo algo que acabaría estudiándose en los libros de Historia del Arte".
Pero el verdadero protagonista de la historia, en estado líquido o como metáfora, es el vino. Josep Roca, de hecho, dice en el prólogo que en Cátame "hay fermentación espontánea, caricias de vainilla, un par de taninos, lengüetazos de garnacha, látex de chardonnay, celos amargos y vinos de hielo que curten el corazón helado". El responsable de los vinos en El Celler de Can Roca también alude a la conexión entre Meritxell Falgueras y Virginia Wolf o Mercè Rodoreda.
"Ya no tengo miedo"
"Hay gente que me critica porque soy muy superficial. Pero los dos polos, lo profundo y lo superficial, acaban tocándose", señala orgullosa. "Tengo 41 años y ya no tengo miedo. He estudiado todo lo que se podía estudiar y en la tienda que mi familia tiene en Sants desde hace 127 años (Celler de Gelida) hay 4.000 referencias que no dejamos de catar. Pero después de tantos años de profesión, estoy cansada de hablar de barricas, de ánforas y de vitucultura heroica. A ver, que sí... Pero ya he hablado mucho de las familias, de las tierras y de las barricas. Quería hablar de lo que pasa cuando abres esas botellas, que es más cool y más sexy".
El hecho de ser una superexperta en vino, de todas formas, no le impide reconocer su faceta de "cotilla" alineada con la causa de Shakira. Entre copa y copa le encanta hablar de frustraciones personales, de encuentros sexuales o de fantasías amorosas, y defiende su pasión por las notas de cata sobre vinos y personas. Una práctica que puede parecer un tanto frívola, pero que en su opinión aporta muchas ventajas. "Los críticos hablaban de 'notas de madera' y la gente no entendía si eso era bueno o malo. Al decirles que un vino tiene 95 puntos Parker, en cambio, ya saben que está muy bien. No es lo mismo un Ferrari que un Twingo".
"Cuando prescriba todo, lo explicaré"
Su inclinación por la mezcla entre el vino y la sensualidad, de todas formas, también le ha permitido descubrir un mundo muy machista: "En este libro no he podido explicar toda la verdad, pero cuando prescriba todo explicaré qué era ser sumiller con 18 años en la década de los 2000. Hay gente que me dice que no les ha pasado y digo: '¡Mira, ¡qué bien! Será que soy rubita y tenía pinta de tonta'".
"¿Cómo puede ser que en todos los congresos de vino solo haya tíos?", dice enfadada. "Queda bien que haya una en la foto, eso sí. Pero podemos demostrar la fuerza que tiene la mujer en el mundo del vino. Lo que pasa es que, seamos madres o no, las mujeres somos cuidadoras. Yo, por ejemplo, he dejado de ir a ferias porque no me venía bien el horario".
Entrevista | Meritxell Falgueras: "Será que soy rubita y tenía pinta de tonta"
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"La cuestión es que este libro está hecho antes del Me Too, cuando ni nosotras mismas veíamos lo mal que estaba las cosas. Pero es que en ese momento lo petaba Sexo en Nueva York y ahora no sería ni feminista. En 2010 esto era así y para mí ha sido terapéutico hacer las paces esa Meritxell Falgueras que buscaba un príncipe azul y el vino perfecto. Antes quería ser Lady Di y ahora solo flipo con las tías que van solas al supermercado con tres hijos. ¡Les hago la ola! Pero me he separado y, en el mundo del vino, me costaba decirlo porque, aunque cambiando, sigue siendo muy conservador".
"En la farmacia no venden vino"
Meritxell Falgueras tiene claro que su misión en el mundo es divulgar la cultura del vino. Asegura que la gente que siempre bebe lo mismo probablemente tampoco cambie de postura sexual —"siempre el misionero"— y detalla que, cuando ella empezó, a la gente le gustaban "las notas de chuche de melocotón" del Viña Esmeralda, pero que ahora, después de la riberitis, de la riojitis y del albariñismo, estamos en los tiempos del garnatxa power: "¡El vino es como la moda!".
Pero Meritxell Falgueras habla del tema sin perder de vista de que tanto su pareja como dos buenos amigos, Raül Balam y David Seijas, son alcohólicos. "Mira, en la farmacia no venden vino. Si quieres tomar antioxidantes, te tomas una pastilla, no una botella de vino. ¡No hace falta medicalizarlo! Dionisio ya lo dice: es una moneda con dos caras. En la buena está el paisaje, el enoturismo, la cultura, la poesía... Pero también hay una parte oscura: los accidentes, el alcoholismo, los intereses... Hay que aceptarlo. No todo es blanco o negro".
Un micrófono y 185.000 copas de vino
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...