Country

Madrid

Desconozco si entre los académicos hay muchos melómanos, pero si lo medimos por su sensibilidad para recoger nuevos géneros musicales en el diccionario, es manifiestamente mejorable. Y eso que empezaron bien, porque la ópera entró ya en el Diccionario de Autoridades, en 1737, pero después llegó la pereza. Tres ejemplos elocuentes: el rock, el jazz y el gospel entraron ya en este siglo, en 2001. Y eso que al góspel solo había que ponerle una tilde para adoptarlo en la familia. También llegó ese año el folk, cuando los primeros grupos folk de este país habían pasado a mejor vida. Y eso que la palabra folklore, que aunque suene castiza es un anglicismo, había llegado en 1925. El country que hoy nos ocupa tuvo que esperar a 2014.

Más sensibilidad han tenido con el reguetón, que ha entrado en la última edición y ya castellanizado. Veremos el recorrido del intento, porque otros no tuvieron mucho éxito. Como el "yaz", así escrito, un invento que introdujeron en 1970 y tuvieron que sacar treinta años más tarde ante el fracaso. El rocanrol sigue ahí, junto a los rocanroleros o roqueros. Palabras que han cuajado un poco más el güisqui con g y con q, que visto así escrito como que no te incita a tomarlo, la verdad.