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El vino no quiere convertirse en el nuevo tabaco: choque de argumentos ante la ley que acaba de aprobar Irlanda

La normativa irlandesa obliga a incluir advertencias sanitarias en las etiquetas de vino, cerveza y destilados

Una mujer, ante la sección de vinos del supermercado. / d3sign

Madrid

El ministro irlandés de Sanidad, Stephen Donnelly, ha firmado este lunes una nueva ley —pionera en el mundo— que obligará a todas las bebidas alcohólicas (incluyendo vino y cerveza) a incluir en su etiquetado advertencias sobre los riesgos que su consumo conlleva para la salud. En concreto, cáncer y enfermedades hepáticas.

La norma no será de obligado cumplimiento hasta dentro de tres años (mayo de 2026), pero ya ha servido para avivar el debate sobre el tema. "Esperamos que otros países sigan nuestro ejemplo", ha asegurado el ministro irlandés, que forma parte de un gobierno de coalición entre democristianos, centristas y verdes.

La medida ha sido celebrada ya por la Sociedad Irlandesa del Cáncer y por la organización Alcohol Action Ireland, entre otras instituciones. Pero también hay sectores que se oponen frontalmente. El Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV), de hecho, ya presentó la pasada semana una denuncia formal ante la Comisión Europea, alegando que "las disposiciones incluidas en las normas de etiquetado irlandesas son incompatibles con el Derecho de la Unión ·Europea y constituyen una barrera injustificada y desproporcionada para el comercio" bajo la legislación comunitaria.

La opinión de los médicos españoles

Al trasladarle esta cuestión a la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS), la respuesta ha sido clara: "Parece una buena medida, como cualquier otra que sirva para visibilizar los riesgos del alcohol. Luego quedaría por decidir qué mensajes son los más adecuados, pero todo lo que sea informar a la población y desmentir mitos siempre se va a ser bienvenido".

Alejandro Conde, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, señala que "está completamente demostrada la relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer". Según comenta, casi la mitad de la mortalidad atribuida al alcohol se debe a enfermedades oncológicas, pero también hay muertes por enfermedades digestivas o cardiovasculares.

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Datos que confirma la Dra. Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica y oncóloga médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid: "La evidencia científica nos dice que no existe un nivel seguro de alcohol. Todo consumo, incluso leve, se ha asociado con un incremento en el riesgo de cáncer. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el consumo de alcohol en Europa estimó que en 2018 el alcohol fue responsable de unos 180.000 casos de cáncer en Europa y hasta 92.000 muertes por cáncer".

La dietista nutricionista Lucía Martínez echa mano de esas dos mismas publicaciones para reiterar que la única dosis de alcohol saludable es cero y pide abiertamente que España adopte la misma medida que Irlanda: "Deberían ir marcadas porque el alcohol no es un alimento. No aporta nada interesante y tomarlo tiene muchísimo riesgo, no solo de cáncer. Deberían llevarlo, igual que también debería llevarlo la carne roja procesada".

"No existe un nivel seguro de alcohol para la salud"

Echavarría destaca que "incluso con consumos bajos se objetiva un incremento en el riesgo de cáncer" y recuerda que, según ese mismo informe de la OMS, se estima que 4.600 casos de cáncer de mama en Europa se deben a consumos bajos de alcohol (una copa al día), aumentando estas cifras de forma progresiva a mayor consumo de alcohol".

La portavoz de la SEOM cita también "un comentario publicado en enero de 2023 en la revista The Lancet Public Health, en el que se valoraba el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares, que concluye que no existe un nivel seguro de alcohol para la salud".

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Pese a todo, Alejandro Conde lamenta que a veces se confunden conceptos como "consumo responsable" o "consumo de bajo riesgo" porque la evidencia indica que la cifra saludable es el consumo 0.

Información con la que decidir

El portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, de hecho, señala que, según un gran estudio difundido por el Ministerio de Sanidad, el consumo de bebidas alcohólicas pudo evitar alrededor de 500 muertes relacionadas con enfermedades metabólicas a lo largo de 7 años. Ese mismo estudio, sin embargo, también certificó la relación entre el consumo de alcohol y 16.000 muertes: "Si se habla de las 500 y se olvidan las 6.000, estamos dando una información sesgada. La realidad es que la mortalidad debida al consumo de alcohol aumenta desde la cantidad más pequeña".

Conde reconoce que el hecho de incluir advertencias sanitarias en las cajetillas de tabaco (en el contexto de un paquete de medidas mucho más amplio) fue algo beneficioso, y por ello asegura que tanto los médicos como el resto de profesionales sanitarios deberían "fomentar que la población esté bien informada sobre los efectos perjudiciales del alcohol" para que, "estando bien informada sobre los pros y los contras, decida qué hacer".

Pero la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), sorprendentemente, ha optado por quedarse al margen del debate de las etiquetas. "Con respecto a la introducción de las advertencias en las botellas de bebidas alcohólicas, se trata de políticas que exceden las competencias de los oncólogos. Nuestro papel es informar a la población de los factores de riesgo y fomentar un estilo de vida saludable con el fin de reducir la incidencia de cáncer", asegura la Dra. Isabel Echavarría, secretaria científica de SEOM y oncóloga médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

El sector del vino se prepara para la batalla

Desde el sector de las bebidas alcohólicas y, particularmente, del vino, sin embargo, la visión es completamente distinta. Denuncian que la iniciativa irlandesa es ilegal y, ante el temor de que la cuestión sanitaria pueda acabar afectando a las ventas, ya han puesto en marcha su maquinaria de lobby, tanto en Bruselas como en Madrid.

José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino, reconoce que llevan varios años preocupados, concretamente desde que Irlanda activó la reforma regulatoria de su etiquetado. "Lo que exigen es totalmente desproporcionado, no se ajusta a la realidad científica y supone una enorme disrupción del mercado único y de las normas de etiquetado de la Unión Europea.

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Obviando la evidencia expuesta por la comunidad científica, Benítez alega que no se sabe exactamente quién está detrás de las "organizaciones antialcohol financiadas por no se sabe quién" y de los "movimientos prohibicionistas del alcohol que obedecen casi siempre a cuestiones de marcado carácter ideológico", como religiones o sectores que se escudan en los problemas que ocasiona el consumo "desproporcionado". Benítez señala que la prohibición del alcohol, como se pudo comprobar durante la ley seca de EEUU en los años 20 y 30 del siglo pasado, también ocasiona problemas.

Motor económico y fijador de población

Algo parecido opina David Palacios, quien además de ser viticultor ostenta los cargos de presidente de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), presidente del Consejo Regulados de la D. O. Navarra y vicepresidente de la European Federation of Origin Wines (EFOW): "No cabe alertar contra el vino. Una cosa es luchar contra el consumo abusivo y otra muy diferente demonizar y calificar el vino como un producto dañino para la salud. Informar, siempre. Pero una cosa es eso y otra orientar comportamientos".

Palacios insiste en que no quieren que se demonice el vino por el hecho de contener alcohol, denuncia que se trate a todas las bebidas por igual y exige que se tenga en cuenta el componente social, económico, medioambiental y familiar del vino: "Es el verdadero motor económico de muchas regiones y un auténtico fijador de población al medio rural".

"No podemos consentir que se nos demonice y que se pretenda convertir al vino en un nuevo tabaco, cuando es una relación desproporcionada e injusta", añade Benítez. "Se trata de no ir perdiendo batallas porque perder batallas te lleva a perder la guerra, y aquí la guerra es la de la verdad absoluta que pretende decir que beber una sola gota de alcohol es malo, independientemente de cómo se beba. La vida no es tan sencilla".

"Son intereses económicos"

La dietista-nutricionista Lucía Martínez reconoce que el lobby de las bebidas alcohólicas es muy potente y tiene claro que una etiqueta como la que propone Irlanda afectaría a las ventas, pero cree que "sobrevivirán, igual que ha sobrevivido el tabaco".

Eso sí, al preguntarle por los estudios y los expertos que, a día de hoy, siguen hablando de los beneficios de un consumo moderado de alcohol, se muestra tajante: "Hay sanitarios que reciben dinero de la industria del vino y, sobre todo, de la cerveza, y que hablan a su favor en los congresos apoyándose en el argumento de los polifenoles, como si no hubiese otros productos ricos en polifenoles sin esa carga tóxica. Son intereses económicos".

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...