Renunciar a lo que no se tiene

Si febrero tiene 28 días, septiembre ha parecido tener 38 a ojos de Feijóo, cuyo partido pidió varias veces al Rey que le propusiera a la investidura. Lo propuso. Y desde entonces Feijóo lo ha intentado de todas las maneras. El PP ha llegado a emplazar a los socialistas para que estuvieran incómodos. Acusado de estar llamando al transfuguismo, el PP corrigió. Sin embargo, en vísperas de la votación, el PP ha retomado esas apelaciones haciendo un llamamiento a la responsabilidad individual de los diputados.

El propio Juanma Moreno, que llegó al gobierno de la Junta de Andalucía la anterior legislatura sin ser el más votado, acusa a Sánchez de retorcer la democracia por querer gobernar sin ser el más votado, como el PP hace en Extremadura o en Canarias. El PP lo ha intentado: se movilizó contra el Gobierno por la amnistía a la que el PSOE se oponía y de la que ahora no habla, mientras que Esquerra Republicana dice que ya está pactada.

Al partido al que acusa de traicionar España, el PP le ha propuesto un acuerdo para una legislatura de dos años. Con el partido de Puigdemont se abrieron a verse. Como si fuera posible reunir a la vez los votos de Vox y de Junts; de Vox y del PNV; de Vox y del PSOE.

Y de Catalunya, Feijóo dijo este septiembre que es necesario buscar un nuevo encaje al problema territorial.

Féijóo se ha visto en privado y en público con el PNV y con Vox, al que le regaló en público las frases que Abascal le pedía. Llamó a Page. Sémper habló en euskera en la cámara tras decir que no haría el canelo. El PP lo intentó de todas las maneras. Y, una vez constatado que no ha logrado lo que ha intentado y que los números no dan ni podrían, el PP asegura que Feijóo, en realidad, ha renunciado a la investidura.