Las Delicias de El Bosco
Jerónimo van Haken, más conocido como El Bosco, es uno de los pintores más sorprendentes de la Historia del Arte, pero mucho más fue su vida y eso que no sabemos muchos datos certeros. ¿Estuvo relacionado con sectas y sociedades secretas que distaban mucho de la ortodoxia cristiana?
Algunos historiadores dicen que perteneció a la secta de los “Hermanos del Espíritu Libre" o "Adamitas" tendentes a despojarse de todo lo artificial. Sin embargo, lo que sí sabe es que se inscribió en la Cofradía de Notre Dame en 1486, consagrada al culto a la Virgen y a obras de caridad, de la que fue miembro hasta la muerte. El Bosco se nutre, para sus fantásticas obras, del repertorio de escritos y sermones de los místicos de su época, algunos apocalípticos, como los del dominico Alain de la Roche, y de sus conocimientos de las prácticas mágicas También se inspira en datos de carácter ocultista que le ofrecen las imágenes de los Arcanos Mayores del Tarot. Incluso representó su primera carta -El Loco- en un óleo sobre madera con el nombre de "El vendedor ambulante".
Casi todas sus obras suyas tienen diversas lecturas, algunas muy simbólicas. Por ejemplo, la "La extracción de la piedra de la locura" representa la fingida operación de sacar la piedra del mal del cerebro de un loco, pero, si se observa bien el cuadro, nos indica que la verdadera finalidad es la extracción del dinero del bolsillo de los tontos.
El tríptico de "El jardín de las delicias" (en el Museo del Prado) es su obra más conocida en la que demuestra la capacidad de crear un paisaje extraño y onírico con “construcciones orgánicas", atiborrado de una cantidad enorme de personajes humanos, animales y criaturas basadas en exageraciones y distorsiones. Hay más de mil figuras en total. Esta obra es, en realidad, un tríptico flanqueado a la izquierda por el jardín del Edén y a la derecha por el Infierno. Se dice que, para crear tales fantasías místicas, el pintor se exponía a largos períodos de ayuno que originaban alucinaciones producidas por la hipoglucemia, su mejor fuente de inspiración.
En el reverso de las tablas laterales del tríptico de El Juicio Final, solo visibles al cerrarse el tríptico, están representados Santiago el Mayor y San Bavón de Gante. El primero aparece con los atributos propios del peregrino: el bordón y el bastón, de su cinto cuelga un libro cerrado, símbolo de la materia prima que acompañará al peregrino a lo largo de toda su búsqueda espiritual. Frente a él, San Bavón, el santo que ostenta en su mano izquierda un pájaro indefinible, acaso un halcón.
Felipe II fue uno de los admiradores del Bosco que compró y coleccionó muchas de sus obras en el monasterio de El Escorial. Por ello, actualmente en el Museo del Prado se pueden admirar gran parte de ellas. Destacan el tríptico de El carro de heno, La adoración de los magos o La extracción de la piedra de la locura. Delicias para la vista y un desafío para descifrar sus mensajes heterodoxos.