Si amanece nos vamosSi amanece nos vamos
Sociedad

El inalcanzable objetivo de la normalidad: todos somos más raros que un perro verde

Francesc Miralles, el motivador de cabecera de 'Si amanece', reflexiona sobre quién decide lo que se considera normal

El inalcanzable objetivo de la normalidad: todos somos más raros que un perro verde

El inalcanzable objetivo de la normalidad: todos somos más raros que un perro verde

15:06

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1704853523833/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

La normalidad es un inalcanzable para el ser humano. La realidad es que en el fondo somos 'más raros que un perro verde'; ya lo decía Gabor Maté en su libro 'El mito de la normalidad': estar hipersensible, deprimido o ansioso son reacciones a reacciones normales, y en el fondo saludables, ante circunstancias anormales como las que vivimos. En 'La belleza de la rareza' el doctor en psicología Sergi Rufi reivindica varios derechos que acogen esa huida de la falsa normalidad a la que muchas veces intentamos abrazarnos y aspirar sin éxito:

  1. Sentirte diferente.
  2. Ser un bicho raro que no encaja en la sociedad.
  3. Ser “demasiado sensible” o “demasiado inteligente” sin por ello sentirte como un tarado o un “misfit”.
  4. No sentirte culpable por el hecho de no encajar en lo que se considera “normal”.

¿Quién dicta lo que es normal?

  1. ¿Las redes sociales?
  2. ¿Lo que vemos en la tele?
  3. ¿La gente «de provecho»?

La realidad es que, en el fondo, todas aquellas personas que creemos que son normales, si rascamos un poco en su vida privada, contienen trazas de rareza. Y sobre esto aún está casi todo por escribir. Sergi Rufi habla de dos maneras de relacionarnos con el mundo:

  1. Mentalidad replicante. Repetir los patrones y conductas psicosociales automáticos. Es la persona conformista, tradicional, lógica.
  2. Mentalidad evolutiva. Cuestiona y renueva esos patrones. Se siente incómodo en la “zona de confort”. Le gusta la excepción, lo extravagante. Le atrae la novedad y el cambio.

Pensar que este es un rasgo de nuestra sociedad actual sería caer en un error. Ya en el siglo XVI Erasmo de Rotterdam defendía esa segunda mentalidad en su 'Elogio de la locura':

“¿Es alguien más feliz que esos hombres a quienes todos llaman locos, necios, imbéciles y sandios? (…) Estos seres se ven libres del temor de la muerte, lo cual (…) no es pequeña ventaja; no son capaces de sentir remordimientos; no sienten el terror por los aparecidos; no se espantan de fantasmas ni de duendes, no se inquietan por los futuros males, ni les anima tampoco la esperanza de venideros bienes; en una palabra, no están esclavizados por el sinnúmero de preocupaciones que atormentan la vida de los demás. Por nada se avergüenzan, no tienen respeto, ni ambición, ni envidia, ni celos y, por último, si son tan estúpidos como los brutos, tienen el galardón de la pureza, pues según los teólogos sobre ellos no recae el pecado.”

Quizá la sociedad sobrevalora la normalidad. Boris Cyrulnik, autor contemporáneo, concluye que solo los locos pueden ser interesantes:

"La vida es una locura, ¿No es cierto? Por eso es apasionante. Imaginen que somos personas equilibradas con una vida apacible, no habría ni suceso, ni crisis, ni trauma que superar, únicamente rutina, nada que recordar; ni siquiera seríamos capaces de descubrir quiénes somos. Si no hay sucesos no hay historia, no hay identidad. No podríamos decir: «Mira lo que me sucedió, sé quién soy porque sé de lo que soy capaz ante la adversidad». Los seres humanos son apasionantes porque su vida es una locura"

En 'El Lobo Estepario' de Hermann Hesse el protagonista entra en un mundo donde un cartel reza: "solo para locos". Quizá ese es simplemente el mundo en el que estamos viviendo ahora, quizá esa sea la vida.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00