Dicen

Galicia

Te dicen que te suben el alquiler, y al poco te lo vuelven a subir, y lentamente te empujan fuera de tu barrio, a veces te echan de tu casa de toda la vida y de pronto tienes ochenta años, estás sola y vives en una pensión. También te dicen que a los cuarenta y siete eres mayor, que el mercado no tiene sitio para ti, que la experiencia no importa. En cambio, si eres muy joven, te pagan bastante por debajo de lo necesario para subsistir por ti mismo, y te dicen que también ellos empezaron así. Y mientras, secuestran tu atención bajo ficciones improductivas, les entregas tu vida privada a cambio de nada, monitorizan tus movimientos, inventan necesidades fútiles, que si no satisfaces te frustran. Te empujan despacio a la ansiedad, quizás a la depresión. También te dicen que exageras, que no es para tanto, te dicen que se está instaurando un terror de feministas radicales, te dicen que nos invaden, te dicen que produzcas más, que persigas la felicidad, discurren bienestares efímeros para que los persigas, te dicen que seas el capitán de tus sueños. También te dicen que tengas cuidado, inventan miedos nuevos a tu medida, te dicen que viajes, que vayas a la moda, que compres, que no te quejes. Todo esto y más cosas que no puedes enumerar te dicen. Y mientras dicen, se adueñan de todo, y tú te vuelves un simple un huésped de tu propia existencia, que, por supuesto, les pertenece, aunque no te lo digan.