Por qué en Argentina comen ñoquis el día 29 de cada mes y cuáles son los que detesta Javier Milei
Más allá de la receta de esta pasta hecha patata, la tradición también indica que se debe colocar dinero debajo del plato
Por qué en Argentina comen ñoquis el día 29 de cada mes
Buenos Aires
Los días 29 de cada mes, pasa algo en Buenos Aires: casi todos los restaurantes que sirven pasta anuncian, en una pizarrita, en la calle o en su carta, que "hoy hay ñoquis". Son los ñoquis del 29, y hay lugares que incluso los sirven únicamente ese día del mes. En las casas, la gente los prepara, o los encarga para comer en familia. Pero ¿por qué se comen ñoquis los días 29 en Argentina?
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Es una pregunta para la que muchos argentinos no tienen respuesta: es, sencillamente, tradición. Pero si uno se pone a indagar, se encuentra con una historia curiosa: la primera versión se remonta a la Italia del siglo VIII.
San Pantaleón, médico y mártir de los enfermos, peregrinaba por el norte del país y un 29 de diciembre tocó a la puerta de unos pobres campesinos para pedirles pan. Ellos le invitaron a compartir los siete ñoquis que les quedaban y, agradecido, San Pantaleón les dijo que vendrían tiempos de prosperidad.
Inflación debajo del plato
Cuando se fue, los campesinos encontraron debajo del plato varias monedas de oro, de ahí la tradición de colocar un billete entre la comida y el mantel: se dice que ese dinero se multiplica, aunque con la depreciación del peso argentino, el billete de más valor apenas alcanza los 2 euros, actualmente.
Sea como sea, comer ñoquis el día 29 es un ritual para atraer la buena fortuna. En Italia, de hecho, también existe: son los gnocchi della fortuna. Y es que la impronta italiana en Argentina es tan grande que se han heredado y reproducido infinidad de tradiciones y costumbres. Algunas de ellas, como la de los ñoquis, se manifiestan en la gastronomía, en la cocina, en las pastas artesanales o los platos de las nonnas.
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Julieta Oriolo, chef de madre calabresa y dueña de la trattoria La Alacena de Buenos Aires, lo vive con emoción: “Me remonta a mi infancia. Mi abuela nos deleitaba con deliciosos platos italianos. Eran sencillos, pero esos olores… Eso es lo que yo trato de llevar”.
Nostalgia a la italiana
Pero la emoción no perdura solo en los corazones de los hijos y los nietos de las oleadas migratorias de los siglos XIX y XX. Tulio Pinna se mudó a Buenos Aires en 2012. Venía a visitar a su sobrino, Daniele, un joven chef que migró en 2009 y que, con mucho esfuerzo, fue levantando el restaurante La Locanda, que ahora gestiona el propio Tulio.
El hostelero italiano se enamoró de una mujer argentina, se casó y se quedó en Buenos Aires. Pero un sardo siempre extraña Sardegna: "La isla te llama, todo el tiempo”. El primer año en Buenos Aires, echaba de menos a la familia, los amigos, la comida y el mar, y recuerda que fue difícil aprender español. Pero como él es de Alghero, donde se habla catalán, tenía cierta facilidad para las lenguas.
Como Tulio, lo más tradicional de Italia se ha ido argentinizando, y así fue con la segunda versión de la historia de los ñoquis del 29, que tiene que ver con la gente que cobraba su salario a principios de mes.
Milei contra los ñoquis
Durante los últimos días del mes anterior, esas personas tenían que apañárselas cocinando platos más sencillos y baratos, y como los argentinos son muy creativos con el lenguaje, la palabra "ñoqui" se fue convirtiendo en una expresión popular que servía para identificar a las personas que cobran sin trabajar. De hecho, eliminar a los "ñoquis del estado" fue una de las promesas de campaña del ahora presidente Javier Milei.
Pero volviendo a los ñoquis reales, los que se comen en La Locanda, en La Alacena y en tantísimos otros restaurantes y bodegones de Buenos Aires, el día 29 de cada mes, hay quien innova con ingredientes como la remolacha o el boniato en la base.
Para Julieta, los mejores ñoquis son los clásicos, de patata, que hacía su madre: le gusta servirlos con pomodoro, albahaca, aceite de oliva y un poco de mozzarella fior di latte, que se deshace con la pasta caliente y se entremezcla bien, creando en el comensal esa sensación interna de abundancia y bienestar, con un plato sencillo y tradicional.
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Berta Reventós Meseguer
Periodista y politóloga, de Barcelona, ahora...