La carta de Sánchez debe servir para ponernos todos en modo pausa

Madrid

Este país afronta desde ayer por la tarde una situación inédita. El presidente del Gobierno, con todas sus funciones institucionales intactas, se toma un tiempo para reflexionar sobre si dimite tras el acoso a su esposa Begoña Gómez, que ayer llegó al límite después de que un juez admitiera a trámite una denuncia del grupo de ultraderecha Manos Limpias, denuncia basada en titulares de medios afines, informaciones falsas y muchas inexactitudes.

Ayer Pedro Sánchez, al que por la mañana ya veíamos abatido en el Congreso, llegó a su límite tras una campaña incesante de acoso y derribo que ha alcanzado ya a su familia. La derecha y la ultraderecha no han dejado de atacarle desde el mismo día en el que llegó al poder, no debe haber muchos casos de presidentes que no tuvieron a la oposición al lado ni siquiera en lo peor que nos ha pasado como sociedad en los últimos tiempos, que es la pandemia. No ha habido límite en la lucha partidista que no se haya traspasado en este ataque, con una maquinaría política, mediática y judicial, perfectamente engrasada.

Y ayer, Pedro Sánchez dijo basta en una carta, no a su partido, no al Congreso, en una carta a la ciudadanía que desprende el sentimiento y las emociones que hay tras el Pedro Sánchez presidente. Ayer, en Hora 25, el filósofo Daniel Innerarity recordaba algo que a veces se nos olvida, es más, a veces se les olvida a ellos mismos, y es que los políticos son personas, seres humanos con sus vulnerabilidades. Y ayer después de todo este tiempo conocimos al Pedro Sánchez vulnerable.

Y es posible que algunos, evidentemente el PP ya lo ha hecho, piense que este es un nuevo movimiento táctico de alguien que no ha consumido todavía nuestra capacidad de sorpresa, pero esto no es incompatible con la erosión emocional que supone el ataque constante, al que se suma ahora el ataque directo a su esposa. No sabemos cómo va a acabar esto, no sabemos si se va a materializar la dimisión de Pedro Sánchez, si planteará una moción de confianza, pero, de momento, esta pausa que el mismo ha puesto en su actividad política la deberíamos asumir todos. Una pausa para reflexionar en cómo hemos llegado hasta aquí, para intentar revertir el clima que se ha instalado en este país desde que el 23 de julio el PP vio como perdía las posibilidades de gobernar. Debemos pensar en si la vida política debe girar en torno a bulos y titulares malintencionados, debemos pensar si se deben normalizar los acosos a las sedes de partidos o si debe darse carta de naturaleza a un grupo ultraderechista como Manos Limpias.

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Llevamos demasiado tiempo en el lodazal, el clima político es irrespirable y lo más paradójico es que el gobierno de Pedro Sánchez suma uno tras otro éxitos económicos y reconocimientos internacionales. Pero de esto a la derecha y a la ultraderecha no les interesa hablar. La carta de Pedro Sánchez debería servir para ponernos todos en modo pausa, y volver a empezar con el objetivo consensuado de regenerar nuestra maltrecha democracia.

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