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¿Solo sequía o algo más?: la dura realidad del cava que ha 'descorchado' Freixenet

La Generalitat ha rechazado el ERTE solicitado para 600 trabajadores

Producción de botellas de cava. / Cavan Images

Madrid

El Grupo Freixenet solicitó el pasado 22 de abril un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) "por fuerza mayor" para 615 trabajadores. Una situación motivada por la sequía que la empresa catalana pretendía activar en mayo y que la Generalitat ha rechazado este lunes. Freixenet ya ha anunciado que volverá a solicitar el ERTE alegando "razones económicas, técnicas, organizativas y de producción". Pero, pase lo que pase, ya han descorchado el debate y en el sector del cava no se habla de otra cosa.

La sequía persistente que afecta a Cataluña ha obligado a activar la fase de emergencia en buena parte de las provincias de Barcelona y Girona, incluyendo la comarca del Penedés, que es uno de los principales centros de producción de vino y cava. Pero Santi Rivas, experto en vino y colaborador de Gastro SER, asegura que, en su opinión, detrás del movimiento de Freixenet hay algo más.

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"La noticia no me ha sorprendido porque los alemanes (Henkell) lo compraron para hacer vinos baratos y, al estar orientados a un consumo de volumen, sus márgenes son los que son y, si no venden los 200 millones de botellas que tienen que vender, por decir algo, ya no les saldrán la cuentas". El autor de Deja todo o deja el vino asegura que ningún amigo suyo bebe Freixenet y cree que la cuestión de fondo es el cambio de modelo de consumo: menos cantidad, pero más calidad.

"El sector no está preparado"

Independientemente de la situación de cada empresa, de todas formas, la preocupación por la sequía es transversal. "La afectación a la viña del Penedés es mayor que en otros territorios porque arrastramos tres años de sequía", explica María Vidal, directora de Comunicación de Raventós Codorníu, el otro gran grupo de la D. O. Cava. "El estrés hídrico es bastante grave y la previsión en caída de rendimiento puede ser similar a la del año pasado: un 30-40%".

Anaïs Manobens, responsable de Cava Maria Rigol Ordi, una empresa mucho más pequeña, pero valorada por su buena relación calidad-precio, asegura que los más mayores del lugar sí recuerdan algún periodo de tres o cuatro años de sequía, pero reconoce que "la evidencia científica dice que vamos hacia episodios cada vez más extremos", por lo que adaptarse es esencial. "El desafío requerirá una agricultura de precisión con evaluación específica de cada parcela: digitalización, instalación de riego por goteo subterráneo, riego de supervivencia, eliminación temporal de cubiertas temporales, retraso de la fecha de poda... Todo para mejorar la capacidad de retención del agua y para conseguir una agricultura más eficiente y respetuosa", sostiene.

Un micrófono y 185.000 copas de vino

Un micrófono y 185.000 copas de vino

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Roc Gramona, director técnico de Gramona, otra de las empresas más prestigiosas del Penedés, asegura que la sequía está actuando "sin piedad" y que la situación requiere una viticultura más exigente porque "la selección de la parcela, de la plantación y de la variedad son mucho más cruciales que antes". También menciona medidas como la recuperación de variedades autóctonas —mejor adaptadas que las foráneas— y la apuesta por el secano, limitando el regadío al agua reutilizada, pero asegura que "el sector del vino en Cataluña no está preparado para el cambio climático" porque la mayor parte de las empresas apuestan por producciones altas para un segmento medio-bajo, y añade que las iniciativas privadas están llegando tarde y por necesidad, "no de manera anticipada".

Sorpresa... hasta cierto punto

Pese a la gravedad de la sequía, de todas formas, nadie se esperaba la solicitud del ERTE de Freixenet. "Nos ha sorprendido y nos preocupa", asegura María Vidal. "Afortunamdamente, en Codorníu tenemos un escenario positivo gracias a la buena gestión. Tenemos contratos estables de compra de uva con más de 300 familias en el Penedés y nuestras provisiones están aseguradas, lo cual se refleja en un crecimiento de ventas de un dígito [menos del 10%), y un aumento de los beneficios de doble dígito, así que no se prevén medidas de ese calado en Raventós Codorníu".

Anaïs Manobens tampoco se esperaba que Freixenet tuviera que llegar a ese extremo, pero considera que hay ciertas decisiones que "pueden funcionar como revulsivo para encontrar soluciones más imaginativas". Los vinos espumosos, de hecho, están muy de moda. En un contexto general de descenso del consumo, el cava es uno de los productos que están saliendo mejor parados.

Roc Gramona, en cambio, aporta otro punto de vista: "A muchos no nos ha sorprendido. Si la competencia directa es el Prosecco (italiano), sabíamos que la necesidad de reducir costes de producción acabaría desatando alguna decisión traumática. El sector del cava ya habla de manera clara y contundente de que, para poder competir, no todo tiene que ser método tradicional, y eso significa que la segunda fermentación de los vinos más económicos se pueda elaborar en depósito y no en botella, lo cual reduce el trabajo, los costes y el personal".

El ejemplo del aceite de oliva

El discurso crítico de Gramona con la D. O. Cava no es algo nuevo. No en vano, fue una de las seis bodegas fundadoras —junto a Recaredo o Torelló— de la marca Corpinnat. "Nosotros apostamos por vinos de calidad con los que todos los integrantes de la cadena se ganen la vida dignamente", señala Roc Gramona, que también es enólogo de L'Enclòs de Peralba. "Por eso salimos en su momento de la D. O. Cava, que ya ha aprobado varias medidas cortoplacistas, como el aumento del rendimiento de prensado o la entrada de uva no calificada por la denominación, que demuestran que el sector apuesta por un vino sin valor añadido. En mi opinión, esta sequía ha destapado una realidad de la que todos éramos conocedores, pero que no nos atrevíamos a abordar".

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La responsable de Maria Rigol Ordi cree que "los precios se dispararán, pero hasta cierto punto porque la capacidad del consumidor también es finita". Un enfoque similar al de María Vidal, de Raventós Codorní, quien reconoce que ya hay quien predice que faltarán unos 50 millones de botellas, lo que supone un 20% menos en el mercado mundial de cava: "Tenemos que poner en valor lo que hacemos y, si hace falta, subir los precios, como ha pasado con el aceite de oliva. No queremos buscar alternativas con productos parecidos ni contemplamos otra forma de trabajar que no sea mantener nuestro compromiso con los viticultores del Penedés".

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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