Príncipe Khamwaset, el primer egiptólogo de la historia
Sumo sacerdote, mago, arquitecto y, sobre todo, el primer arqueólogo, con la especialidad de egiptología, de la historia conocida. Hablamos del príncipe Khamwaset, un personaje singular no demasiado conocido de la Dinastía XX, y que se ha convertido en el protagonista de la nueva novela de Nacho Ares “La sombra de Atón”
El primer egiptólogo de la historia
Fue el segundo hijo de la reina Isisnofret, esposa secundaria de Ramsés II y, siendo aún un niño, acompañó a su padre en dos campañas militares, una en Nubia y otra en Siria. A pesar de ello, el joven Khamwaset se decantó mucho más por seguir una carrera sacerdotal.
Lo que sabemos es que, con el tiempo, llegó a ser sumo sacerdote del templo de Ptah, gobernador de Menfis y protagonista de leyendas fantásticas relacionadas con la magia y el inframundo. Entre sus méritos está el de ser considerado el primer detective de la historia (según la novela de Nacho Ares) y también el primer egiptólogo al dedicarse a la restauración de antiguos santuarios y monumentos que sus ancestros habían levantado miles de años antes que su padre. Uno de sus títulos era el de Maestro de los Artesanos y fue el encargado de restaurar y habilitar la pirámide de Unas en Saqqara, la mastaba de Shepseskaf, el templo solar de Nyuserra, la pirámide de Sahura, la pirámide escalonada de Zoser o la pirámide de Userkaf.
Durante su etapa como sacerdote participó en diversos rituales, como el entierro de los toros sagrados Apis en el Serapeum de Saqqara. Incluso existe un relato titulado Las historias de Setne Khaemwese, donde se explican sus intentos por conseguir un libro de conjuros escrito por el dios Thot. También se dice que viajó al inframundo para ver por sí mismo cómo los dioses impartían justicia. Murió a los 56 años de edad, en el año 55 del reinado de su padre, dejando un gran legado.
¿Y dónde está su tumba? En 1851, durante sus excavaciones en el Serapeum, el egiptólogo francés Auguste Mariette, a la sazón director del Servicio de Antigüedades de Egipto, tras colocar explosivos en el lecho rocoso para acceder al lugar, descubrió un sarcófago de madera que contenía lo que parecía el cuerpo de un hombre momificado, adornado con collares de jaspe y amuletos de piedras semipreciosas con el nombre de Khamwaset grabado, y con el rostro cubierto con una máscara de oro. ¿Era posible que se tratase de la momia del príncipe? Las últimas investigaciones han revelado algo muy distinto y fascinante…