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El abuelo Mayorga y otros relojes autómatas

Durante los siglos XVII y XVIII se crearon en Europa varios ingenios mecánicos que tenían alguna de las características de los robots actuales. Estos dispositivos fueron fabricados en su mayoría por artesanos del gremio de la relojería. Su misión principal era la de entretener a las gentes de la corte y servir de atracción a las ferias. Estos autómatas representaban figuras humanas o animales y más tarde fueron colocados en relojes de las plazas principales de muchas ciudades del mundo

El Martes Mayor de Plasencia

El relojero suizo Pierre Jaquet Droz y sus hijos Henri-Louis y Jaquet, construyeron diversos muñecos capaces de escribir (1770), dibujar (1772) y tocar diversas melodías en un órgano (1773). Solo faltaba que hicieran de campaneros. Y así fue. En España, durante el siglo XVIII, se fabricaron varios relojes con autómatas antropomorfos que luego formaron parte de catedrales (como el famoso Papamoscas de la catedral de Burgos) o de Ayuntamientos como Calendura y Calendureta, colocados en la Torre del Consell de Elche. Otro antiguo reloj de estas características es el existente sobre la fachada del Ayuntamiento de Astorga (León), que fue construido por el relojero Bartolomé Fernández, siendo los encargados de golpear la campana que da las horas, desde 1748, dos personajes bautizados con los nombres de Juan Zancuda y Colasa, vestidos con los trajes típicos de los maragatos.

En Plasencia (Cáceres) tienen a su “Abuelo Mayorga” con más de 280 años de edad. Preside desde 1743 el campanario del Ayuntamiento, ubicado en la Plaza Mayor y, sin duda, es uno de los emblemas e iconos de esta localidad extremeña que ha pasado por varios avatares en su historia, entre ellos el de ser destruido a martillazos por algunos soldados franceses en 1811 durante la Guerra de Independencia. El autómata fue colocado de nuevo en el año 1935, pero pesaba tanto que retrasaba el reloj, así que en 1936 ya le habían bajado de nuevo (y claro, la Guerra Civil también influyó).

El actual que vemos ahora data de 1973. Ese año el alcalde Juan Francisco Serrano Pino decidió que ese símbolo placentino debía volver a su lugar de residencia histórico. Mide unos dos metros de altura y pesa 85 kilos, con diseño de Manuel Calderón Polo. Hace poco se remozó la figura aplicándole una nueva capa de pintura para que tuviera más lustre. Así, el autómata actúa cada día cuando el reloj de la torre toca solemne las campanas cada media hora. Por cierto, además del Abuelo Mayorga, existe otro que los placentinos denominan Reloj Menorga y que tiene asociada una leyenda de la gitana y la catedral de Plasencia, pero esa es otra historia.