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Daniel Brühl: "Sentirme fuera de mi zona de confort me excita. Me interesan las contradicciones y los extremos"

El actor hispanoalemán, convertido hoy en una estrella internacional de grandes superproducciones y del cine de autor, interpreta al diseñador Karl Lagerfeld en el París de los años 70 en una nueva serie de Disney+

Entrevista | Daniel Brühl, bajo la sombra del misterioso Karl Lagerfeld

Entrevista | Daniel Brühl, bajo la sombra del misterioso Karl Lagerfeld

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Para una generación será siempre el joven que le puso rostro y ternura a la caída del Muro de Berlín en Good Bye, Lenin!, para otros el Niki Lauda de Rush o el villano alemán de Marvel, y en España siempre se le recordará por recuperar la dignidad y la memoria de Salvador Puig Antich. Entre el cine comercial y el independiente, la carrera de Daniel Brühl (Barcelona, 1978) es una búsqueda constante, por arriesgar, por experimentar, por no perder la curiosidad en cada personaje. También ha probado con la dirección y ha sido productor de, entre otras, la oscarizada Sin novedad en el frente. El alemán más español, o el español más alemán -tiene incluso un bar de tapas en Berlín-, se pasa ahora al francés para encarnar a Karl Lagerfeld en el París de los 70. El diseñador misterioso y esquivo, el que construyó su propio personaje con el pelo blanco y las gafas de sol, pero antes de todo eso fue un modisto de pret-à-porter intentando hacerse un hueco en la alta costura. Brühl resucita al mito con sus movimientos, su carácter y su enigma en Becoming Karl Lagerfeld, la nueva serie de Disney+.

Te podríamos saludar en español, en inglés, o en alemán

Y ahora he tenido que hablar francés haciendo promoción en Francia. Y me hacen gracia los franceses porque también fui a programas de tele en directo y les dije, oye, estoy un poco frito, inglés también os va bien. Oh, oui, oui, oui. Y cuando llegué, dije, bueno, ¿y dónde está el traductor? Porque lo quería hacer en inglés. Ah, no, no, en francés. Y al final pues lo tuve que hacer en francés.

Porque interpretas a Karl Lagerfeld, modisto alemán, pero que toda su trayectoria o la gran parte de su trayectoria fue en París. Y hablas hablas francés muy bien

Soy un impostor, soy un poco mentiroso como Karl Lagerfeld. Me lo curré bastante. Tengo familia en Francia también, somos una mezcla un poco de todo. Tengo dos tías francesas, entonces yo crecí también con primos y primas francesas, y además una tía que también vivía en París. Amo la ciudad. Cuando me llegó la oferta sólo quería hacerlo en francés porque me parecía lo correcto. En esa etapa de la vida de Karl Lagerfeld, él quería conquistar París, y realmente hubiese dicho que no en inglés o alemán.

Eso es curioso porque hay ahora algo de debate con eso entre los propios actor. Ha pasado en el Festival de Cannes con el Limonov en inglés de Ben Whishaw

A mí siempre me parece muy importante cómo se expresa una persona. El idioma refleja mucho la mente de la persona, la cultura de la persona. Incluso en mis secuencias en alemán, con Marlene Dietrich, yo quería pillar el acento de Hamburgo, porque cuando oigo ese acento pienso en la alta burguesía, pienso en el dinero, pienso en cierta elegancia y también en un sentido de humor muy irónico que solo lo tienen los del norte. Entonces no hubiese sido correcto hablar como un tío de Colonia que soy yo. Y en francés también. Sonaba diferente. Yo quería su ritmo un poco staccato, siempre con esa urgencia y también cierta arrogancia. Me encanta eso de actuar en diferentes idiomas.

¿Qué te lleva a decir sí a este personaje que es querido, que es odiado, que realmente es difícil saber cómo era Karl Lagerfeld?

Son las contradicciones lo que más me interesa en el ser humano, los polos opuestos, los extremos. Y Karl Lagerfeld es un regalo de papel para un actor porque él era tantas cosas a la vez. Él vivía bajo los focos, era una estrella del pop, pero a la misma vez era un hombre muy solo, un intelectual, era un creador de moda y un artista, pero también era un hombre de negocios. También pensando en la relación complicada que tenía con Yves Saint Laurent, era amor y odio, era amistad, celos y envidia. Era un plato riquísimo que no pude rechazar cuando me llegó.

Y esa parte misteriosa, escondida bajo el personaje, ¿tiene también mucho de actor?

Sí, porque él estaba actuando y creando ya lentamente un personaje. Yo lo llegué a conocer, solo nos vimos una vez hace 20 años mientras hacía unas fotos. Me encontré a un personaje muy educado conmigo, muy simpático, pero también distante, con ese escudo que llevaba ya con los guantes, el pelo blanco o las gafas de sol. Solo vi sus ojos un segundo y entonces la pregunta era, ¿quién era este hombre antes de convertirse en personaje? Es algo parecido a Andy Warhol, me hizo pensar en él. Y siendo alemán, hay pocos personajes tan icónicos, tan fascinantes, misteriosos y famosos en nuestra historia reciente. Era un privilegio encarnarlo.

Hay también mucho trabajo en la forma de moverse. Hemos leído que dices que se movía como un torero. ¿Cómo es esto? ¿Cómo se movía Karl Lagerfeld y cómo has tenido que hacer ese trabajo corporal que también es importante para un actor?

Esa imagen de repente la tuve cuando visité a un hombre que lo conocía muy bien, que ha escrito un libro sobre él. Patrick Hourcade, que fue su amigo durante 20 o 30 años. Visité a este hombre en su piso en París y no se cortó. Él me dijo, enséñame tus manos, las uñas tienen que ser más largas, como de un gato. Y yo, qué raro todo. Y él, levántate a ver, anda un poco. Y me dijo, no, no, más chulo, más chulo. Yo pensé, ah, vale, bueno, y lo intenté. Y de repente dije, como un matador. Y me dijo, oui, c'est ça, le matador, le matador, porque tiene ese punto de macho y de chulería, pero también femenino y elegante. A eso añade el punto de ese corsé, de estar encerrado. Me ayudó esa imagen y mis colegas franceses siempre se burlaban de mí cuando hacía mis movimientos de torero antes de cada toma, pero me ayudó muchísimo.

Y además de todo ese trabajo de investigación, el trabajo corporal con el personaje y la documentación, ¿has tenido tiempo de preparación para el dibujo o coser? Con Balenciaga nos decía Alberto San Juan que se había tirado muchos meses

Tuve un curso con Chloé y pude entrar a ver todo lo que hacían en la parte de los vestidos, de coser, pero también la parte de negocio. Estuve mucho tiempo hablando con el diseñador y vi miles y miles de páginas de dibujos, de colecciones, hasta que al final también dibujé yo mi propia colección. Siempre busco encontrar la verdad y la libertad para crear mi propio personaje. Habrá seguramente en Alemania algún repelente que diga, un momento, pero Lagerfeld era zurdo. A mí me da igual, porque a mí me gustaba dibujar de pequeño y yo quería sentirme suelto y seguro, como él, y eso que lo he intentado con la derecha. Siempre hay un peligro en los biopic de entrar demasiado en el mundo de la copia y de la caricatura. Se tiene que notar que has creado algo propio con el personaje.

has hecho muchos personajes reales. Te hemos visto en Rush, pero también en España conseguiste algo muy bonito, darle rostro, ternura y dignidad a Salvador Puig Antich. Hay una generación que te va a recordar por eso, es muy bonito, sobre todo en un momento como en el que estamos, tan turbulento ¿Hay un respeto cuando haces un personaje real, cómo te relacionas también con esas personalidades, con esas personas reales?

En estos tres casos, sobre todo en el caso de Salvador Puch Antich, yo quise defender al personaje y acercarme con mucha responsabilidad, empatía y respeto. Eso sí, puede ser diferente. En el caso de que algún día me llegue un personaje real que yo sienta una distancia, pero aún así me atraiga como actor por el guion y la figura, también sería interesante hacerlo. En estos tres casos la verdad es que yo quería defender al personaje y con Karl Lagerfeld era complicado cuando entrabas en los caminos más íntimos y delicados, porque era un hombre muy discreto que no quería hablar precisamente de eso. Entonces había muchos caminos desconocidos, al final tú como actor tienes que tomar ciertas decisiones, lanzarte y perder el miedo. También tienes que bajar el volumen en tu cabeza de posibles críticas o de miedo. Enfrentarte a un personaje tan famoso, del que todo el mundo tiene una cierta opinión, obliga a soltarse, a entrar sin miedo. Y eso es lo que hice con toda la relación que tiene con Jacques de Bascher, gran parte esta serie es una historia de amor. Para mí era la primera vez en una historia de amor entre dos hombres, y ahí realmente hemos logrado encontrar momentos de máxima verdad. Eso es lo que más me excita de mi trabajo, si hay segundos, momentos, en que te olvidas de todo hasta llegar al punto de que yo llamé a mi mujer y le dije, mira, reina, me he enamorado de un hombre. Y ella dijo, no hay ningún problema -Risas-

Cuando acabes el rodaje ya hablaremos.

Muchos de estos biopic que hemos visto últimamente de diseñadores también son el retrato de una época muy concreta. A través de esos personajes tan apasionantes vemos el París de esa época, las tensiones que había, incluso la persecución a los gais, la represión interna que tenía él

Es muy interesante. Además viví un anacronismo dentro de un viaje en el tiempo, porque Karl Lagerfeld quería crear un otro universo. Quería vivir con su príncipe en el rococó del siglo XVIII y era capaz de recrear esas fantasías, esos reinos intelectuales. Con el dinero que tenía, se compra un castillo y recrear eso en mitad de los tiempos salvajes de los años 70 en París. Y es interesante porque a mí me gustó mucho Balenciaga y refleja un poco también el personaje. Es una serie increíblemente elegante y sofisticada y esta es un poco más pret-à-porter setentera.

Es que el otro era muy vasco.

Y no he visto la de Dior, así que no puedo decir nada sobre esa serie. Pero creo que habla muy bien en ambos casos, de reflejar un poco también lo que eran los los modistos.

En esos tiempos la serie también indaga en la epidemia de VIH, está todo el glamour de la sociedad parisina, todo el glamour de la moda, pero también algo que estaba pasando en un contexto social diferente al que quizás no se quería mirar ¿Es importante que la serie hable de la política del momento?

Sí, sí, exactamente. No sabemos si va a seguir (la serie), pero siempre fue la idea desde el principio que posiblemente entraremos también en ese drama de los últimos momentos, en esa relación, porque Jacques de Bascher murió de sida más tarde. Igual iremos aún más a fondo en la posible próxima temporada. Hoy en día ya es que ya no se sabe. Todo es muy imprevisible, pero me haría muy feliz seguir este viaje, sobre todo por la magnífica relación que yo tuve con los actores. También es un reto diferente, explorar un poco más la política, el cambio social y eso a través de una burbuja, de un mundo dentro de todo lo que pasó en la sociedad. En París estos hombres vivían como en un mundo aparte. Es muy interesante.

¿Y de alguna forma te sientes identificado con él como artista? La serie habla mucho de los procesos de creación, de la presión, de la exigencia, de la competencia ¿Hay algún paralelismo con trabajar en la industria del cine y la creación de un actor?

Sí comparto cierta obsesión. Había momentos de conexión en los que yo pude entender en parte muy bien a este personaje, aunque él lo viviera de forma más extrema, en unos focos más brillantes que los de mi mundo de cine o televisión. Con un poco menos de locura, de velocidad y presión que él vivió. Y por otra parte, también tiene una soledad extrema que yo tampoco la he vivido. Pero tengo una idea de ambos polos, de mantener una vida sana y no perder la curiosidad y las ganas y el hambre en la vida, en el arte, en la profesión. Esto lo encuentro admirable, espero que cuando sea mayor, cuando tenga la edad de Karl Lagerfeld cuando yo lo conocí, mantenga esa curiosidad. Yo me preguntaba, cómo sobrevive tanto tiempo en este mundo tan loco.

En tu carrera has hecho de todo, desde un Marvel hasta Goodbye, Lenin, proyectos muy diferentes, has dirigido también, ¿cómo se hace ese balance, ese equilibro entre pret-à-porter y alta costura?

Mi padre siempre me ha educado de una manera que me ha formado mucho y sigo con esa filosofía. Yo siempre intento alcanzar a mucha gente. Mi padre siempre me dijo, en el cine a mí me encanta si un taxista y un cinéfilo que lee el Cahiers du Cinéma hablan sobre la misma película. De eso se trata. Y entonces yo he hecho muchas cosas que han sido pues eso, el intento de alcanzar a mucha gente. Alguna vez tuve que tragarme la crítica de algún, yo que sé, sobre todo en Alemania, como Pierre Bergé cuando le dice a Karl Lagerfeld, tú eres un mercenario del pret-à-porter, no perteneces a la 'aute cuture'. Pero a mí me da igual. Yo sigo en búsqueda de eso porque quiero hacer cosas que llegan a la gente y a una audiencia amplia de diferentes culturas, edades, clases sociales. Eso es lo que, sí soy de pret-à-porter, deluxe no sé.

¿Con el tiempo se llega a desarrollar un método Daniel Brühl? A la hora de interpretar lo bonito de tu trabajo también es el proceso y las distintas formas de llegar a un personaje

Cada vez busco un desafío, me siento también más seguro que ante. Sentirme fuera de mi zona de confort me emociona, me excita, y eso es lo que estoy buscando, hacer cosas que no haya hecho antes. Porque, claro, la primera reacción cuando me llamaron fue reírme, después un estado de shock, después les dije, pero esto es absurdo. Pero entonces notas que tu compás, que hay una voz ahí adentro que te dice, no, precisamente por eso es interesante. Es un desafío, es un reto. Y yo estoy contento. Ahora voy a cumplir 46 años, no voy a mentir como Karl Lagerfeld y decir que sea más joven. Ya llevo bastantes años con esto, el hecho de que aún haga cosas interesantes, que me hagan ofertas como estas es un gran placer y espero que siga así la cosa. Que me ofrezcan cosas que no haya hecho antes.

Y entre tus próximos proyectos está una serie con Armando Ianucci y Sam Mendes, y atención, esa locura que será la próxima película de Ruben Östlund

La comedia con Ianucci y Mendes la he acabado hace poco, era una invitación total a la comedia, algo interesantísimo para mí como alemán. Yo les pregunté, ¿estás seguro que quieres a un alemán? Porque no es precisamente nuestro punto fuerte. Y Sam Mendes me dijo, you're a funny german. Y nada. Me lo he pasado muy bien con compañeros de mundos diferentes de Inglaterra y Estados Unidos, de Broadway, de stand up comedy, de televisión, de cine. Ha sido un regalo. Y ahora lo de Ruben es también un proyecto con comedia. Es un universo tan amplio, es un genio este tío. Nos hemos hecho muy amigos, nos vemos mucho ahí por Mallorca. También le encanta la isla y siempre nos hacemos unas caminatas. Lo admiro muchísimo por su visión, que también es tan diferente. Él tampoco quiere encajar en una cierta fórmula de nada, ni del mundo comercial, ni de solo lo artístico, ha montado su propio mundo cinematográfico que es fascinante. La creatividad que tiene este hombre, realmente es un genio y estoy contentísimo de poder trabajar con él.

 
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